Isaías 41.10-13 | Biblia en un año:
Deuteronomio 33-34 | Un creyente es cautivo del temor si decide serlo. Algunas
personas organizan su vida (o al menos partes de ella) evitando ideas o
situaciones que les producen ansiedad. Pero los cristianos no debemos vivir en
esa esclavitud, porque la confianza en Dios es la clave para estar libres de
ataduras.
En algún momento u otro, la inquietud entra
en la vida de todo creyente, pero ella no debe quedarse allí mucho tiempo. Para
enfrentar nuestro temor y vencerlo, necesitamos primero reconocer su presencia.
Si ignoramos la ansiedad o tratamos de esquivarla es posible que nos apartemos
de la voluntad de Dios.
Tras haber reconocido que sentimos temor,
lo siguiente que debemos hacer es identificar la naturaleza de ese temor. A
veces nos sentimos ansiosos sin saber exactamente por qué, pero el Espíritu
Santo puede indicar lo que nos mantiene cautivos.
El tercer paso es iniciar el proceso de
derrota del temor en nuestra vida. Y no hay mejor herramienta para romper las
cadenas, que la “espada del Espíritu”: la Biblia (Ef 6.17). La Palabra de Dios
habla a nuestros temores individuales. Utilice una concordancia para encontrar
ayuda práctica y específica. O, para un aliento más general, busque Isaías
41.10. Esta es una promesa muy importante y, por eso, un versículo útil para
memorizar.
Cuando me siento ansioso, voy a Isaías
41.10, y le digo a Dios: “Esto es lo que dijiste, y lo creo porque nunca
mientes. Así que confiaré en Ti, Señor, para que intervengas en esta situación”.
Confiar en Dios es la única manera de ser libre del temor.
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