martes, 21 de marzo de 2017

La gran mentira del diablo


¿Por qué sigues alejándote?, ¿Por qué permites que la vergüenza de pecar te aleje de esa comunión que Dios quiere tener contigo?


La voluntad de Dios es que cada uno de nosotros lo busquemos diariamente, que lo hagamos el centro de nuestra vida y que diariamente reconozcamos nuestra necesidad inmediata de Él. Sin embargo a diferencia de Dios el enemigo de nuestras almas quiero totalmente lo contrario, por lo que usará cualquier medio que se le presente para hacer que te alejes de Dios y una de sus formulas favoritas es: La vergüenza.

Cuando me refiero a la vergüenza en especial me quiero referir al sentimiento o reacción que nos provoca el haber fallado a Dios independientemente de la forma que le hayamos hecho. Y es que sentir vergüenza es aquella sensación que nos quiere evitar el acercarnos a Dios o pedirle perdón porque esa misma sensación nos hace sentir, sucios, hipócritas, malos, etc. Por lo cual nos da esa vergüenza de ir “nuevamente” a pedir perdón a Dios quizá por lo mismo que ya en innumerables veces le hemos pedido.

 

¿Está mal que nos de vergüenza?, definitivamente no está mal, al contrario eso habla que en ti aun está activo el Espíritu Santo que es quien te redarguye y te hace sentir que lo que hiciste estuvo mal. Lo que si realmente estuviera mal es que fallaras a Dios y no sintieras ni una pisca de vergüenza por lo que hiciste, ¡Eso si no es normal!

Ahora bien, de sentir vergüenza por haber fallado a permitir que esa vergüenza te aleja de Dios, allí si existe un problema. Porque nada tiene que impedirte el hecho de acercarte a Dios, aun cuando sientas que eres el más pecador de los pecadores.


A pesar de tu vergüenza y que muchas veces optas por alejarte de Dios en lugar de acercarte por ese mismo sentimiento, Dios sigue insistiendo en buscarte, lo vemos desde el inicio de la creación, cuando Adán y Eva pecaron contra Él: “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” Génesis 3:9-10 (Reina-Valera 1960). El pecado desde un inicio causa vergüenza, esa vergüenza provocada por el hecho que al pecar hemos quedado expuestos en nuestra naturaleza, lastimosamente esa misma vergüenza lejos de buscar de Dios nos hace escondernos de Él.

Y es que nuestro prejuicio sobre ¿El que dirá Dios de mi falta?, me llevan a pensar que Dios se ha cansado de mi, que Dios ya se aburrió de mis recurrentes fallos o que Dios está a punto de desecharme, por eso mismo muchas veces optamos por alejarnos en lugar de buscarlo.

Cuando en lugar de buscar a Dios decidimos orientados por la vergüenza alejarnos de Dios, el enemigo se siente satisfecho de su trabajo, porque el que coloca en tu mente esos pensamientos que te provocan alejarte de Dios no es Dios, sino el enemigo. Dios nunca te dirá que eres un fracasado, que eres un bueno para nada, que eres un hipócrita de primera, que eres un caso perdido, ¡No!, esa no es la voz de Dios, Dios jamás te diría algo que lejos de animarte te desanime, sus palabras siempre son llenas de amor, llenas de ánimo, de confianza, de fe, de restauración, ¡Nunca de derrota!


Cuando a tu mente vengan pensamientos que te lleven a sentir tal vergüenza que consigan alejarte de Dios o lleven esa intención, entonces debes rápidamente darte cuenta que esos pensamientos no son de Dios y jamás seria producidos por Él, Dios siempre quiere lo mejor para ti y parte de eso es que al fallar tú puedas humildemente reconocer tu error y buscarlo para fortalecerte y evitar tropezar de nuevo.

¿Tú crees que Dios se sorprende cuando fallas?, ¿Crees que para Él es algo que nunca pensó que ocurriría contigo?, ¡No!, Dios lo sabía, Él sabía que ibas a fallar, sin embargo no te desecha, al contrario, siempre está buscando la manera que comprendas que hay cosas que solo podrás superar cuando te acerques a Él, cuando realmente restaures esa relación persona que en otros tiempos te llevo a obtener muchas victorias, pero que ahora por diferentes situaciones has ido descuidando poco a poco.

El amor que Dios tiene por mi es tan grande que tu mente y la mía no logra comprender a totalidad, porque nosotros cuando nos fallan lo primero que pensamos en alejarnos de esa persona y desecharlas de nuestra lista de personas confiables, pero Dios hace totalmente lo contrario, cuando tu le fallas, Él te busca y lejos de desecharte trata de restaurarte, así es su amor.

¿Por qué sigues alejándote?, ¿Por qué permites que la vergüenza de pecar te aleje de esa comunión que Dios quiere tener contigo?, ¿Por qué dejas que el enemigo gane ventaja en tu vida?, ¿Permitirás que el enemigo se ría en tu cara al ver cómo te alejas poco a poco de Dios orientados por esos pensamientos negativos que dispara a tu mente?


Es hora de comprender quienes somos, a quien buscamos y quien nos ama, Dios quiere que estés cerca de Él, que la vergüenza lejos de alejarte de Dios te haga reconocer tu enorme de necesidad de Él, que el fallarle a Dios lejos de hacerte renunciar te motive a mejorar, porque eso es lo que Dios quiere en ti: terminar la obra que comenzó.

“Dios empezó el buen trabajo en ustedes, y estoy seguro de que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva.” Filipenses 1:6 (TLA)

Recuerda que tu eres una obra en proceso, dicha obra no está terminada, pero cada día el Gran Alfarero moldea partes de nosotros que nos van haciendo conforme a su idea, conforme a sus planes, para un día, ese día tan esperado, pueda terminar la obra en nosotros, por lo tanto no dejes que la vergüenza te aleje de que la obra de tu vida sea terminada.


¡No te rindas! ¡Dios quiere restaurar tu vida, pero necesita que te acerques a Él!

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” 1 Juan 2:1 (Rv60).


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