Leer: Efesios 2:11-22 | La Biblia en un
año: Marcos 12:1-27 | Un joven refugiado africano, llamado Esteban, es un
hombre sin nación. Cree que nació en Mozambique o en Zimbabue, pero nunca
conoció a su padre, y su madre murió. Sin identificación e incapaz de demostrar
dónde había nacido, Esteban entró en una estación de policía británica y pidió
que lo arrestaran. La cárcel le parecía mejor que vagar por las calles, sin
derechos ni beneficios ciudadanos.
Al escribir su carta a los efesios, Pablo
tenía en mente la grave situación de vivir sin una patria. Sus lectores
gentiles sabían lo que significaba vivir como extranjeros y alienados (2:12).
Solo cuando hallaron vida y esperanza en Cristo (1:13), descubrieron lo que
significaba pertenecer a la patria celestial (Hebreos 11:14). Por las
enseñanzas de Jesús, supieron que tenían un Padre que los conocía y se
interesaba por ellos (Mateo 6:31-33).
No obstante, Pablo comprendía que, cuando
se pierde de vista el pasado, podemos olvidarnos de que, aunque la esperanza
sea la nueva norma de vida, la antigua realidad era la desesperación.
Que nuestro Dios nos ayude a vivir seguros,
sabiendo lo que tenemos al ser miembros de su familia por la fe en Jesucristo y
entendiendo los derechos y los beneficios de poseer un hogar en Él.
Señor,
que no olvidemos hablarles de ti a los que aún están en la calle.
La
esperanza es lo más importante para aquellos que han vivido sin tenerla.
NUESTRO PAN DIARIO
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