Durante su tiempo con los discípulos justo
antes de Su crucifixión, Jesús advirtió: “Algunos de ustedes serán rechazados,
otros serán encarcelados, otros serán asesinados. Y todos ustedes serán
perseguidos” (ver Juan 16:2). ¡Qué mensaje de despedida!
Sin embargo, al mismo tiempo, Jesús les dio
una palabra de dirección acerca de cómo alcanzar a su generación después de que
Él se fuera. Esta dirección no tenía nada que ver con los métodos de
evangelización. Jesús ya había dicho a los discípulos que debían ir a todo el
mundo predicando el evangelio, y estaba claro que ellos necesitarían el poder
del Espíritu Santo para hacer eso.
Jesús les dijo claramente: “Si obedecen
este nuevo mandamiento, todos sabrán quiénes son. Y sabrán exactamente dónde
están. Ellos podrán odiarlos, llamarles fanáticos y apartarlos de sus
sinagogas, pero ellos sabrán que son Míos”.
Esto es lo que Jesús dijo a Sus discípulos:
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros” (Juan 13:34, énfasis añadido). Esto no es
una opción; es el mandamiento de Jesús. Y es donde cada esfuerzo evangélico debe comenzar.
Verás, la Escritura deja claro que debemos
alimentar a los pobres; y la iglesia siempre lo hará fielmente. Debemos hacer
muchas buenas obras a través de las cuales predicamos con valentía a Cristo.
Pero para penetrar las “oscuras tinieblas”, necesitamos apoderarnos de este
nuevo mandamiento de Jesús. Cristo explica: “En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (13:35, énfasis
añadido).
Según Jesús, sólo este amor particular, un
amor a los hermanos creyentes, atraerá la atención de una generación perdida.
Es el mismo tipo de amor sacrificial que Jesús nos muestra a cada uno de
nosotros. Y tal amor por nuestros parientes en Cristo no puede lograrse en
palabra solamente, sino que debe ser de hecho.
Posted by World Challenge
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