Leer: 1 Crónicas 28:9-20 | La Biblia en un
año: 1 Crónicas 28–29 Juan 9:24-41 | Estaba disfrutando de mi primera
experiencia de rafting en aguas bravas, hasta que escuché el rugido de los
rápidos que se acercaban. Me inundaron sentimientos de incertidumbre, temor e
inseguridad al mismo tiempo. ¡Fue una experiencia excelente pero aterradora! Y,
de repente, había terminado. El guía nos había llevado a buen puerto.
Las transiciones en nuestra vida pueden ser
como navegar por aguas turbulentas. Los saltos inevitables de una etapa a la
otra —de la universidad al trabajo, de un empleo a otro, de vivir con los
padres a vivir solo o con un cónyuge, del trabajo a la jubilación, de la
juventud a la ancianidad— están marcados por la incertidumbre y la inseguridad.
En una de las transiciones más
significativas registradas en el Antiguo Testamento, Salomón subió al trono de
su padre David. Seguramente, estaba lleno de incertidumbre sobre el futuro.
¿Qué le aconsejó su padre? «Anímate y esfuérzate, y manos a la obra […] porque
el Señor Dios, mi Dios, estará contigo» (1 Crónicas 28:20).
En la vida, tendremos una buena cantidad de
transiciones difíciles. Pero, con Dios, no estamos solos en nuestra barca.
Mantener los ojos en Aquel que navega los rápidos nos da gozo y seguridad. Ya
ha atravesado muchos con éxito.
Señor, gracias por ser nuestro Guía fiel en los
rápidos
de la vida.
Dios nos
guía por los rápidos de los cambios.
NUESTRO PAN DIARIO
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