Leer: Salmo 102:1-17 | La Biblia en un año:
1 Reyes 16–18 Lucas 22:47-71 | Hace tiempo, leí sobre una regla de cinco
minutos que tenía una madre para sus hijos. Ellos tenían que estar listos para
la escuela cinco minutos antes de que fuera hora de salir.
Se reunían alrededor de su mamá, y ella
oraba por cada uno por su nombre, pidiendo la bendición del Señor sobre su día.
Después, les daba un beso y ellos partían. Los niños del vecindario
participaban del círculo de oración si justo pasaban por allí. Muchos años
después, una de las niñas dijo que esta experiencia le enseñó la importancia de
la oración para su día.
El escritor del Salmo 102 conocía la
importancia de la oración. A este salmo, se lo titula: «Plegaria de uno que
sufre, cuando desmaya y expone su queja ante el Señor» (LBLA). El salmista
clamó: «Señor, escucha mi oración […]. Apresúrate a responderme el día que te
invocare» (vv. 1-2). Dios mira «desde lo alto de su santuario; […] desde los
cielos a la tierra» (v. 19).
Se interesa por ti y quiere escucharte. Ya
sea que sigas la regla de los cinco minutos y pidas una bendición para el día o
necesites pasar más tiempo clamando a Él con profunda angustia, habla con el
Señor cada día. Tu ejemplo puede dejar una huella profunda en tu familia o en
alguien cercano.
Enséñame
a ser consciente de tu presencia, Señor, y a hablar contigo con libertad y a
menudo.
Orar es
reconocer que necesitamos a Dios.
NUESTRO PAN DIARIO
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