Leer: 2 Corintios 3:17–4:2 | La Biblia en
un año: 1 Crónicas 22–24 Juan 8:28-59 | Dicen que todos tenemos un doble.
Algunos los llaman doppelgängers [dobles andantes]. Son personas que se parecen
mucho a nosotros aunque no tienen ninguna conexión de sangre.
El mío es una estrella de la música. Cuando
fui a uno de sus recitales, muchos de los fanáticos me confundieron con él
durante el intermedio. Lamentablemente, no soy ningún James Taylor a la hora de
cantar y tocar la guitarra. El parecido es tan solo físico.
¿A quién te pareces? Mientras lo
consideras, reflexiona en 2 Corintios 3:18, donde Pablo nos dice que «somos
transformados […] en la misma imagen […] del Señor». Al buscar honrar a Jesús
con nuestra vida, uno de nuestros objetivos es adoptar su imagen. Por supuesto,
no significa que tenemos que dejarnos crecer la barba y usar sandalias… En
cambio, el Espíritu Santo nos ayuda a demostrar rasgos de Cristo; por ejemplo,
en actitud (humildad), en carácter (amor) y en compasión (acompañar a los que
están caídos y solos), debemos parecernos a Jesús e imitarlo.
Mientras miramos «a cara descubierta […] la
gloria del Señor» al fijar los ojos en Jesús, podemos parecernos cada vez más a
Él. ¡Qué maravilloso sería si los demás pudieran observarnos y decir: «Veo a
Jesús en ti»!
Señor,
transfórmanos a tu imagen. Que los demás puedan
verte en nosotros.
El amor es
el rasgo que debería distinguir a los
seguidores de Cristo.
NUESTRO PAN DIARIO
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