Leer: Mateo 8:1-4 | La Biblia en un año: 1
Reyes 12–13 Lucas 22:1-20 | A Kiley le encantó la idea de ir a una zona remota
de África oriental para ayudar en una misión médica, pero estaba intranquila.
No tenía experiencia médica. Aun así, podía proporcionar primeros auxilios.
Mientras estaba allí, conoció a una mujer
con una enfermedad espantosa pero curable. La pierna deformada de la mujer la
impresionaba, pero Kiley sabía que tenía que hacer algo. Mientras le limpiaba y
vendaba la pierna, su paciente empezó a llorar. Preocupada, Kiley le preguntó
si la estaba lastimando. «No —respondió—. Es la primera vez que alguien me toca
en nueve años».
La lepra es otra enfermedad que puede hacer
que sus víctimas sean repulsivas para los demás, y en la antigua cultura judía,
había pautas estrictas para evitar su contagio. Sobre el leproso, la ley
declaraba: «habitará solo; fuera del campamento será su morada» (Levítico
13:46).
Por eso es tan increíble que un leproso se
acercara a Jesús para pedirle: «Señor, si quieres, puedes limpiarme» (Mateo
8:2). «Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio» (v. 3).
Al tocar la pierna enferma de una mujer
solitaria, Kiley empezó a mostrar el amor valiente de Jesús, que tiende
puentes. Un solo toque marcó la diferencia.
Señor,
quiero expresar el amor valiente que demostraste al caminar sobre esta Tierra.
¿Qué puede
pasar si superamos el temor y permitimos que Dios nos utilice?
NUESTRO PAN DIARIO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.