Fondo
Bíblico: Éxodo 7:1-12:36
Es obvio
que el rey de Egipto tuvo la oportunidad de indagar acerca de Dios y de su
voluntad (éxodo 5:3). Sin embargo, optó por afirmarse en su posición
autoritativa, desafiando a Dios (Éxodo 5:2)
Debido a la
actitud terca de Faraón, Dios no tuvo alternativa sino ejercer su señorío. Dios decidió mostrarle que una persona tiene
libertad de tomar decisiones, pero no de escoger los resultados. Así que Dios
le dijo a Moisés: “Ahora veras yo que
yo hare a Faraón” (Éxodo 6:1)
Muchos
hemos experimentado algo similar. Por un lado somos libres de escoger lo bueno
y lo malo, pero una vez que hemos hecho nuestra
decisión, ya no podemos evitar los resultados.
I - PLAGAS DE EFECTOS MATERIALES
A) LA PLAGA DE SANGRE (7:14-25)
Dios sabia
que el rey de Egipto estaba enorgullecido porque su pueblo lo consideraba dios
y como la suprema autoridad de la tierra.
Por lo tanto, después de su actitud irracional (5:7), Dios principió a
implementar su justicia (7:14), porque faraón había decidido no creer en las
señales de Jehová.
La plaga de
sangre tenia por lo menos dos objetivos: eliminar el agua que era una de las
“bendiciones” más preciosa de los dioses egipcios y erradicar la creencia de
que estos dioses tenían poder alguno. Además, la sangre en si misma es reveladora de culpabilidad.
Es probable
que Faraón en alguna fase de las negociaciones sintiera la presencia del
Espíritu de Dios. Pero encontró un
pretexto en el poder de sus hechiceros.
Ese respaldo era todo lo que necesitaba para dar la espalda a la
petición de Moisés (7:23) Hoy también
encontramos personas que conocen a Dios y su voluntad, pero se protegen en
cualquier pretexto para justificar sus actitudes testarudas e ignorar la voz de
Dios
B) LA PLAGA DE RANAS (8:1-15)
En la
segunda plaga mencionaremos algunos elementos que se repiten en todo el
episodio de las plagas: 1- Dios es quien hace las decisiones
primordiales porque Él es el Señor (7:1-2; 8-1, por ejemplo). A veces sus
mandamientos son difíciles de cumplir, pero si El manda, deben hacerse. 2- Dios estaba mostrando que el hombre
tendría que colaborar con El. 3- Dios nunca actúa inspirado por el
momento. El actúa con paciencia y siempre a favor del hombre. 4- Con esta plaga, que ha de haber sido
horrible, Dios estaba manifestando que El no sólo tenía control sobre los
elementos (como el agua) sino también sobre las criaturas vivientes. 5- En esta segunda plaga se mantiene la
indiferencia de Faraón hacia Dios.
Es curioso que,
aunque sus hechiceros pudieron hacer “lo mismo” (8:7), el rey hizo llamar a Moisés
para decirle: “Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y
dejare ir a tu pueblo para que ofrezcan sacrificios a Jehová” (8:8). Ellos, no
han de haber podido eliminar la plaga. Pero tan pronto como todo volvió a la
normalidad, Faraón se retrajo otra vez de su promesa (8:15)
Comparando
nuestra jornada cristiana con el ejemplo
de Faraón, vemos que todos podemos confrontar dos peligros: caer en la trampa
de los atractivos del mundo que nos ofrecen “poder” por muchos medios, y
endurecer el corazón, después de haber oído la voz de Dios. Hay otro peligro: acostumbrarnos a vivir la
vida de paz y felicidad que Dios nos ha provisto y empezar a endurecer el corazón
metiéndonos en relaciones peligrosas e ilícita de toda clase. Si usted juzga su corazón ahora mismo, ¿lo
encontraría limpio y muy cerca de Dios, o en el proceso de endurecerlo?
C) LA PLAGA DE PIOJOS (8:16-19)
Este es uno
de esos pasajes que se prestan para discusión. Por un lado, la palabra “kinnin”
no es clara y aunque se acepta como correcta la traducción “piojos” también
podría entenderse como mosquitos o garrapatas. Por lo tanto hay versiones
bíblicas que prefieren traducir “kinnin” como mosquito. Los traductores de la
Septuaginta, Filo, Origenes, y algunos escolares modernos como George
Rawlinson, uno de los comentaristas de la serie The Pulpit Commentary,
prefirieron esta traducción. Adam Clark prefirió describir la plaga como
aquellos animales que se clavan en la piel del hombre o del animal haciéndose
difícil arrancarlos. Quien ha tenido que tratar de desprender una garrapata,
habrá experimentado que a menudo es más fácil despedazarla que arrancarla de
donde está enraizado. Léase 8:17-18.
Una vez
más, los hechiceros quisieron imitar el milagro, pero se dieron cuenta de que
no podían. Por supuesto, sólo Dios es capaz de crear de la nada, o de alterar
la materia y crear. A eso se debió que ellos adjudicaron el milagro al dedo de
Dios. En el versículo 19 encontramos la afirmación de la omnisciencia divina. Faraón
no quiso escuchar la voz de Dios, ni prestar atención a sus milagros. No
tenemos que ir muy lejos para estar de acuerdo con este aspecto. ¿No hay un refrán que dice: “No hay más ciego
que el que no quiere ver”?
D) LA PLAGA DE MOSCAS (8:20-32)
A estas
alturas ya se han dado tres plagas. De las que continúan, la primera fue
anunciada a Faraón en el río, como la primera y tercera que ya estudiamos. Las
otras dos le fueron anunciadas en el palacio, como la segunda que ya vimos.
Cuando Dios no especificó que estas plagas sólo afectarían a los egipcios, debe
entenderse que El protegió a su pueblo. Véase como ejemplo 7:19, 8:4 opuesto a
8:22; 9:7.
Debiéramos
leer “toda clase de insectos”. Varias clases de insecto resultarían de la podredumbre
de las ranas. De una u otra manera, todo se corrompió en Egipto a causa de
ellas (8:24). Sabemos de todas las enfermedades y microbios que transportan los
insectos y lo molestos que son. Cuando esta plaga provocó el temor
de Faraón, él estuvo dispuesto a tolerar la adoración de Jehová, pero en
Egipto, no en el desierto como lo especificó Moisés (8:26-27). Pero adorar a
Jehová en Egipto era abominación, porque los animales eran sagrados y venerados
por los egipcios. Además, no podrían adorar
a Dios en una tierra que no era
de su agrado. Que pena que hoy todavía encontramos personas que acceden a vivir
“cristianamente” por temor al infierno, no por temor a Dios.
E) LA PLAGA EN EL GANADO (9:1-7)
Jehová
había mostrado su poder en varia manera y hasta los hechiceros de Faraón habían
admitido que El era todopoderoso. En esta plaga, especialmente, Dios está
desafiando a las deidades egipcias. Recordemos que los egipcios eran muy dados
a la superstición y a la “multilatría”. Adoraban a toda clase de cosas y
animales, en especial a Júpiter a quien representaban con el carnero, a Baco
con la cabra, y a Juno con la res. A pesar de toda la corte de dioses que
“protegía” a los egipcios, Dios ejecutaría su juicio a la hora indicada
(9:5-6).
Aquí
notamos cuán profunda era la obcecación de Faraón. No dudamos de la
sinceridad de su corazón al velar por la
seguridad y beneficio de su pueblo, pero ante tanta evidencia por parte de
Dios, no podemos excusar tampoco su terquedad. ¿Y qué pensamos de su
inconsistencia de dejar ir a Israel? Otra vez, quizás frente al sufrimiento, su
decisión fue genuina, pero al ver efectos
económicos de perder toda esa mano de obra, se arrepentía. A propósito,
¿no hemos encontrado en nuestro camino a personas que frente a una severa
necesidad prometen el cielo y las estrellas, pero cuando vuelve la calma
ignoran lo prometido? ¿Qué nos enseña la Palabra en Eclesiastés 5:4-7?
II - PLAGAS DE EFECTOS MAS PERSONALES
A) LA PLAGA DE ULCERAS (9:8-11)
Esta es una
de las situaciones en que Dios trata al
hombre con paciencia. Estas cinco plagas son más severas que anteriores,
afectaron más directamente a la persona.
De esta plaga deducimos dos cosas : 1- Dios usa el dolor para castigar el
pecado. Hasta antes de esta plaga Dios no había afectado físicamente a los
egipcios, pero era hora de que el dolor los hiciera reflexionar. Esta plaga produjo hinchazón inflamatoria,
fue dolorosa y produjo fiebre. 2- Después de los intercambios experimentados
con Dios, los hechiceros debieron estar muy convencidos de quien era Dios. Estos no pudieron ni producir el mismo efecto
ni curar el mismo salpullido que los atormentaba. Al contrario, es la última vez que se mencionan. Tal vez murieron por la plaga o se
retiraron de la escena. Ya no tenían nada
que hacer, ni podían estar frente a Moisés por el salpullido (9:11).
B) LA PLAGA DE GRANIZO (9:18-25)
Esta es
otra plaga con la que Dios habla drásticamente a Faraón (9:14-15). Sin embargo,
debemos notar que en esta oportunidad Dios hizo uso de misericordia y dio
oportunidad a que quienes creyeran en su palabra pudieran escapar de la
muerte (9:19-20). Esta es otra evidencia de que Dios dio oportunidad a Faraón
para que lo reconociera.
Para los
incrédulos se desató una tormenta como nunca antes la hubo en Egip0ro.
El escritor de Éxodo nos dice que cayó fuego sobre la tierra, tal sería
la tormenta que se desató y que destruyó vegetación, animales y personas que hicieron caso omiso de la advertencia de
Dios. Una vez más, el dolor físico por el pecado se hizo presente. Este es uno
de los aspectos más populares en nuestra sociedad actuales. A nuestro alrededor
el pecado causa dolor a sus víctimas y además las destruye despiadadamente.
C) LA PLAGA DE LANGOSTAS (10:4-15)
Aunque Faraón
ya conocía la voluntad de Jehová, continuó decidido a permanecer firme en su
capricho de no dejar en libertad a Israel.
Fue necesario que Dios enviara esta plaga severa (lea Joel 2:3). Aunque ésta no
afectaría físicamente a los egipcios, destruiría la mayor parte de sus recursos
alimenticios. Por lo que se sabe, ésta fue la primera vez que los siervos de Faraón
le pidieron explícitamente que cediera a la petición de Moisés, después de
todo, Egipto ya estaba destruido (10:7).
Esta es la
primera vez que también Faraón se impresionó por una amenaza, aunque sólo cedió parcialmente
(10:8-10). Este diálogo mostró a Faraón
que Moisés no tenía intenciones de regresar a Egipto. Por lo que el rey se enfureció.
El sospechaba que tarde o temprano tendría que dejar ir a los israelitas. El
Dios de ellos era más poderoso de lo que él podía controlar.
Puesto que Faraón
decidió ignorar nuevamente la petición de Moisés, Jehová ordenó a su siervo extender
el brazo y traer sobre la tierra los millares de langostas para que consumieran
“toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había
dejado el granizo; no quedó cosa verde en toda la tierra de Egipto” (10:15)
D) LA
PLAGA DE TINIEBLAS (10:21-29)
Esta es la tercera gran plaga, y sucedió sin previa
noticia. En cierto sentido fue simbólica del estado de la conciencia de Faraón;
fue reveladora de la impotencia del hombre de ver luz cuando Dios ya ha emitido
su juicio. Es posible que el rey esperara que al día siguiente saliera el sol,
su objeto de mayor adoración. Pero el sol no salió. Tal vez podamos ver en esta plaga una profecía de lo
que acontecería a todo Egipto con próxima intervención de Dios. Faraón hizo el último intento de negociar con
Dios. Y como no consiguió su capricho, endureció aun más el corazón: Aquí ignoró
totalmente a Dios, no admitió que había pecado y amenazó de muerte a Moisés.
E) LA
MUERTE DE LOS PRIMOGENITOS (12:29-36)
Leyendo 11:1 nos damos cuenta de que Dios intervendría
sólo una vez más. En vista de eso, dio algunas instrucciones finales a Israel
para que todos se prepararan para la parida de Egipto dentro de los próximos días
(11:2-10). El segundo grupo de instrucciones que Dios dio a los israelitas
(12:1-28) tenía que ver con el aspecto ritual, un recordatorio de todo lo que había
sucedido en Egipto. Las generaciones
venideras debían saber de la misericordia de Dios pero también de su justicia (12:17,
26-27).
Cuando todos los primogénitos de Egipto murieron a la
medianoche, se sintió un clamor amargo, desconsolado y profundo en cada familia
egipcia. El juicio de Dios estaba echado. Tengamos presentes dos cosas: No fue Dios quien decidió castigar a Faraón y a
Egipto; fueron ellos mismos quienes escogieron esa suerte. La muerte vino
cuando todos creyeron que era tiempo de reposo. Eso lo miramos una y otra vez
en nuestros días. ¿Cuántas personas en posiciones privilegiadas hacen
sinverguenzadas, esperando no ser descubiertas?, pero al paso de los años la
justicia y el pecado cobran su salario. Quizás éste sea el momento más
apropiado para meditar en nuestra entrega a Dios.
RESUMEN
Las plagas de Egipto son un mensaje claro e innegable
de que Dios tolera a la humanidad pecadora hasta cierto punto. Luego, derrama
sus juicios para demostrar que si bien, El “es amor, también es “fuego
consumidor”.
FELIX ABREU
FELIX ABREU
Excelente estudio,bendiciones por el interés de instruir al pueblo cristiano.
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