LEA: Salmo
112 | En el país africano donde vive una amiga mía, el agua es un elemento
valiosísimo. A menudo, la gente tiene que recorrer largas distancias para
recoger agua en arroyos pequeños y contaminados, lo que genera enfermedades y
muertes. A las organizaciones como orfanatos e iglesias les resulta difícil
servir a las personas que no tienen agua. Pero eso está empezando a cambiar.
Con el
liderazgo de mi amiga y las donaciones generosas de algunas personas que son
miembros de iglesias establecidas, están comenzando a cavarse pozos de agua. En
este momento, al menos seis pozos nuevos están funcionando, lo que permite que
esas iglesias sean centros de esperanza y aliento. Gracias a este suministro de
agua, también se podrán abrir un centro de salud y un hogar para 700 huérfanos.
Esta es la
clase de amor que puede fluir de los creyentes en Cristo, tras haber
experimentado el amor y la generosidad de Dios. Pablo afirma en 1 Corintios 13
que, si no tenemos amor, nuestras voces solo hacen ruido en los oídos de la
gente y nuestra fe no significa nada. Y el apóstol Juan declara que, si tenemos
posesiones materiales y hacemos algo cuando vemos que otros tienen necesidades,
eso demuestra que el amor de Dios mora en nosotros (1 Juan 3:16).
El Señor
desea que seamos «compasivos» (Salmo 112:5 rvc) con los necesitados, porque su
corazón es misericordioso con nosotros.
La bondad
es el cristianismo con ropa de trabajo.
Nuestro Pan
Diario
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