Religión en
Libertad | J. Lee Grady, antiguo editor y actual columnista de prestigio de la
revista norteamerica “Charisma” (protestante carismática), ha escrito una
enumeración de “excusas débiles” que dan los cristianos al divorciarse o
separarse.
Hay que
tener en cuenta que el divorcio tiene en Estados Unidos una tradición mucho más
antigua que en España, que las iglesias protestantes no creen en el matrimonio
como sacramento y permiten el divorcio por causas “justificadas” (varían de
unas a otras) y que han pasado ya más de 40 años desde que Ronald Reagan
firmara la primera ley de “divorcio sin culpa”, que facilitaba las rupturas sin
causa necesaria (a Reagan le presionó para aprobar esta ley el congresista
James A. Hayes, cuya mujer quería divorciarse acusándole de “crueldad” y
necesitaba evitarlo acogiéndose a una ley de divorcio “sin causa”; Reagan se
arrepentiría de abrir esa puerta, como se explica aquí).
La doctrina
católica insiste en que el matrimonio (natural o sacramental) es una unión indisoluble
que hace el mismo Dios, no hay fuerza que pueda romperlo (excepto la muerte) y
la separación es aceptable solo en casos graves (evitar violencia, riesgo para
los hijos, etc…), con la posibilidad, a veces contra toda esperanza humana –no
divina-, de reconstruir o sanar la relación.
J. Lee
Grady, como protestante, ha creado su propia doctrina de “causas aceptables de
divorcio” (en su opinión son cuatro: adulterio sin arrepentimiento, la
violencia física, la crueldad o el control emocional y la “incompatibilidad
espiritual”).
Pero ahora
J.Lee Grady denuncia que fuera de estos casos se están dando muchas rupturas, a
veces bajo excusas débiles y falsamente espiritualistas, que minan las familias
cristianas actuales.
Aunque
estas excusas son especialmente dañinas en ambientes cristianos protestantes,
también los católicos en momentos difíciles pueden verse tentados a utilizarlas
y dañados por ellas.
1. “Para empezar, nunca deberíamos habernos
casado”
Para Grady,
recurrir a esta frase es una huida del presente, de la realidad, y evitar
madurar, abrir la puerta a una inmadurez de por vida. “Una vez eliges casarte
debes admitir las responsabilidades de la vida adulta, debes crecer y aceptar
las consecuencias de tus hechos”, afirma.
2. “Nuestras familias no se soportan, no se
llevan bien”
“Supe hace
poco del caso de un joven que llevaba dos años casado y había embarazado a su
mujer y decidió dejar el matrimonio porque a sus padres nunca les había gustado
su elección de esposa. Eso es ridículo. Un matrimonio no es entre familias,
sino una relación única entre un hombre y una mujer. Génesis 2:24 explica que
el hombre “dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer”. Las parejas
casadas que permiten a los padres controlar su matrimonio van hacia el desastre”,
escribe Grady.
3. “Nos hemos ido distanciando”
“Esta frase
es una indicación de que vuestra conexión con el cónyuge está más basada en
sentimientos románticos esponjosos que en un compromiso y alianza sólidos. A
Satán le encanta dividir, y usará sospechas, desconfianzas, ira, acidez y
palabras abusivas para crear un ambiente tóxico en tu casa. No deis esta
oportunidad al demonio (ver Efesios 4,27) escuchando sus mentiras. Jesús puede
reconectar lo que habéis dejado distanciarse”.
4. “Discutimos demasiado”
“Esta es
una excusa tonta. Muchos matrimonios en la Biblia discutían con frecuencia,
incluyendo a Abraham y Sara, nuestros padres en la fe. De hecho, discutir es
más sano que enterrar las emociones, siempre que puedas resolver el conflicto y
dejar que la ira se vaya rápido. Si tú y tu cónyuge discutís constantemente,
podría ser un signo de que no gestionáis bien el estrés, o que uno o los dos
necesitáis nuevas habilidades comunicativas. Encontrar un nuevo cónyuge no te
servirá de nada si el problema está en ti”.
5. “Ir a asesoramiento y terapia no nos ha
servido”
“Yo creo
con firmeza en la asesoría y terapia matrimonial, y las parejas con problemas
deberían acudir a ella siempre antes de hablar de separarse. Pero si tu
matrimonio ha tenido dificultades durante años, tres sesiones de una hora no lo
arreglarán de la noche a la mañana. Los consejeros matrimoniales no son magos.
Tenéis que ser pacientes. Si vuestro matrimonio está en un caos, hará falta
tiempo para arreglarlo. Sólo limpiar los escombros antes de empezar a
reconstruir ya puede costar meses”.
6. “Dios me dijo que me fuera y me casara
con otra persona”
“Un
ministro de California se divorció de su esposa y se casó con otra mujer en
apenas una semana porque ‘Dios lo dijo’. Es triste que echen la culpa a Dios de
tal necedad. Si alguna vez crees que Dios te pide algo que claramente
contradice la Biblia, estás bajo la influencia de un espíritu engañoso. Sé
humilde, por favor, y pide ayuda inmediatamente”, comenta Grady.
“Si tienes
problemas en el matrimonio y piensas que el divorcio es tu única opción, páralo
todo y respira hondo. Ve despacio. Antes de empezar a correr con tu hatillo y
de buscar excusas para tu huida, pide a Dios que te dé su consejo, y busca
ayuda de amigos”, añade Grady.
Y concluye
así: “el Amor del Padre y su misericordia pueden sorprenderte”.
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