BY RICK WARREN — Nos Encanta saturar nuestras vidas.
Nos sobrecargamos, gastos excesivos, sobreestimamos, y muchas veces nos
sentimos cansados. Como resultado de esto, la verdad de Dios no puede florecer
en nuestras vidas.
Siempre Dios te enseña muchas verdades – tal vez a
través del estudio de la Biblia por la mañana o en el sermón del domingo – y
piensas que necesitas hacer algo al respecto, pero casi inmediatamente lo
desplazas de tu vida y lo olvidas.
La verdad no ha sido desplazada de tu vida a causa de
la maldad. Incluso, las cosas buenas en nuestras vidas desplazan la verdad que
Dios quiere plantar en nosotros. Para cumplir el destino de Dios para tu vida,
no tienes que hacer mucho; tienes que hacer menos.
Toma como ejemplo a los amigos de Jesús María y Marta.
En una ocasión, ellas invitaron a cenar a Jesús. María la tarde escuchando a
Jesús. Por otro lado, Marta, estaba ocupada siendo una buena anfitriona y
preocupándose por los entremeses y que todo estuviera en su lugar.
Marta estaba molesta porque ella tenía que hacer todo
el trabajo mientras María su hermana, estaba sentada con Jesús. Así que Jesús
le dijo: “Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los
detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha
descubierto, y nadie se la quitará.” (Lucas 10:41b-42 NTV).
Cuando tu vida se haya terminado, sólo hay una cosa
que realmente importara: ¿Llegaste a conocer al Hijo de Dios? Los regalos de
Navidad que pudiste comprar al trabajar largas horas en la oficina, eso no
importara. Todo el tiempo que gastas preparando una perfecta cena de navidad,
tampoco importa. Pero si pasas tu tiempo conociendo a Jesús, esto sí importará
por siglos y siglos.
Así que, disfruta la época de Navidad. Envuelve los
regalos. Prepara tu hogar de manera festiva. Construye momentos con tu familia.
Pero no permitas que esta Navidad llegue sin antes pasar tiempo en los pies de
Jesús. Mucho antes de que todo llegue a desvanecer en esta Navidad, adora a
Jesús, esto es todo lo que durará por siempre.
Reflexiona
sobre esto:
¿Cuáles son las áreas de tu vida que han competido con
tu relación con Dios?
¿Por qué crees que desviamos nuestra atención de la
devoción que tuvo María y nos empeñamos en insistir en la intranscendente
actividad de Marta?
¿Cómo puedes encontrar tiempo en tu horario para
invertirlo con Jesús?
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