lunes, 1 de diciembre de 2014

Lucha contra la adicción


LEA: Hebreos 4:14-16 | Enrique era consciente de que luchaba contra una adicción. Sus amigos y familiares lo animaban para que la abandonara, y él estaba de acuerdo en que era lo mejor para su salud y sus relaciones interpersonales, pero no podía. Cuando otros le contaban cómo habían dejado sus malos hábitos, contestaba: «Me alegro por ti, pero ¡yo no puedo! Ojalá nunca hubiera caído en la tentación. Quiero que Dios me quite ya mismo las ganas de seguir cayendo en esto».

En algunos, puede producirse una liberación inmediata, pero la mayoría enfrenta una lucha diaria. Aunque no siempre entendemos por qué la tentación no se va enseguida, podemos recurrir al Señor desde cualquier situación que enfrentemos. Es más, quizá esta sea la parte más importante de nuestra lucha: aprender a dejar nuestros esfuerzos inútiles, para depender completamente de Dios.

Jesús también fue tentado; por eso, entiende lo que sentimos (Marcos 1:13) y se compadece de nuestras luchas (Hebreos 4:15). Entonces, podemos acercarnos «confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (v. 16). Dios también utiliza a otras personas, incluso a profesionales capacitados, en quienes podemos apoyarnos durante la recuperación.

Sea cual sea la lucha que enfrentemos, sabemos esto: Dios nos ama más de lo que imaginamos y es fiel para socorrernos.

No somos tentados por ser malos, sino por ser humanos.

Nuestro Pan Diario

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