LEA: Job
38:1-11 | Nuestro corazón late alrededor de 100.000 veces por día, enviando
sangre a todas las células del cuerpo. Esto significa 35 millones de latidos
por año, y un promedio de 2.500 millones durante toda la vida. La ciencia
médica afirma que cada contracción del corazón es similar al esfuerzo necesario
para sostener una pelota de tenis en la mano y darle un buen apretón.
No
obstante, por más asombroso que sea el corazón, es tan solo un ejemplo del
mundo natural, cuyo propósito es revelarnos algo sobre nuestro Creador. Esta es
la idea detrás de la historia de un hombre llamado Job.
Desgarrado
por una serie de problemas cada vez mayores, Job se sentía abandonado. Cuando
Dios finalmente le habló, no le dijo la razón de su sufrimiento ni tampoco que
Él mismo, el Creador, un día sufriría por él. En cambio, dirigió la atención
del patriarca a una serie de maravillas de la naturaleza, que siempre están
susurrándonos (y, en otras ocasiones, gritándonos) sobre una sabiduría y un
poder mucho más grandes que los nuestros (Job 38:1-11).
Entonces,
¿qué podemos aprender de la complejidad de este laborioso músculo, el corazón?
El mensaje puede ser similar al del sonido de las olas que llegan hasta una
playa o al del brillo de las estrellas que iluminan una noche oscura: el poder
y la sabiduría de nuestro Creador nos dan una razón para creer en Él.
Al reflexionar en el poder de la creación
divina, vemos con cuánta fuerza nos cuida Dios.
Nuestro Pan
Diario
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