LEA:
Deuteronomio 6:4-9 | La Cartilla de Nueva Inglaterra se publicó a finales del
siglo xvii. Para las colonias que, más tarde, se convertirían en los Estados
Unidos de América, ese libro se transformó en una fuente de consulta asidua.
Gran parte
de su contenido se basaba en la Biblia, y utilizaba imágenes y rimas de las
Escrituras, para ayudar a los niños a aprender a leer. También incluía
plegarias como esta: «Ahora me acuesto a dormir, y le pido al Señor que cuide
mi alma. Si muero antes de despertarme, le pido al Señor que la lleve con Él».
En aquellos
tiempos, esa cartilla se convirtió en un medio para que una generación le
transmitiera su fe a la siguiente. Tal como está registrado en Deuteronomio
6:6-7, cuadraba bien con lo que Dios quería que hiciera su pueblo, los antiguos
israelitas: «Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y
las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando
por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes».
Al hablar
sobre quién es Dios, lo que hizo por nosotros, y cuánto desea que lo amemos y
obedezcamos, nuestra vida puede convertirse en una cartilla para la generación
siguiente. Podemos ser herramientas de enseñanza que el Señor utilice para
ayudar espiritualmente a las personas.
Cuando enseñamos a otros, no perdemos el
tiempo, sino que lo invertimos.
Nuestro Pan
Diario
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