Si hay un
verso de la Biblia que siempre me deja pensando es éste, simplemente porque el
hecho de dar GRACIAS en TODO resulta un tanto difícil, y es que la palabra TODO
abarca lo bueno y lo malo, lo que nos hace felices, pero también lo que no, y
es que es tan fácil agradecer cuando nos pasa algo
bueno, cuando todo son buenas noticias y todo es positivo, pero cuando nos
llega un momento difícil lo primero que queremos hacer es salir corriendo y
evitar a como dé lugar la situación.
Esto es lo
más normal del mundo, pues a nadie le gusta que le pasen cosas malas ni mucho
menos atravesar por momentos de tristeza, pero es verdaderamente necesario que
a veces experimentemos tanto cosas buenas como también las malas, porque en la
alegría nuestro corazón se goza, pero en la tristeza crece nuestra comunicación
con Dios y se fortalece nuestra fé, se dice fácil, pero en realidad es tan
difícil cumplir con esta voluntad de Dios que lo único que podemos hacer es
pedirle ayuda para poder cumplir su deseo aún en los momentos duros de la vida.
En estos
días, ya casi al final del año, la mayoría de las personas habla sobre los
propósitos que cumplió este año y las metas que se fijará para el próximo, pero
¿Qué hay de los propósitos no cumplidos?, ¿Qué pasa con las cosas que no
conseguimos lograr? A lo largo de un año pasan tantas cosas, las agradables y
positivas normalmente se las agradecemos a Dios de inmediato y nos sentimos tan
contentos que para nada es difícil agradecerle tantas veces como nos es
posible, pero dejamos de lado “lo malo” y ese tema no queremos ni tocarlo,
olvidando que” todo nos ayuda para bien” y es que Dios en ningún momento haría
o dejaría que pasara algo que nos dañe, a pesar que muchas veces no podemos
evitar pensar por qué permitirá que pasen ciertas cosas y no podemos entender
en el momento el propósito, ni la enseñanza que nos dejará, pero si de algo
estamos seguros es que SIEMPRE serán por nuestro bien.
Dios ha estado
contigo de Enero a Diciembre, las 24 horas del día, en las alegrías y aún más
en las tristezas, en el instante en que una persona que llegó a tu vida y en
cada uno de las que viste partir, en tus triunfos y en tus sentimientos de
derrota, viendo cada una de tus sonrisas y secando cada una de tus lágrimas,
¿Por qué no agradecerle cada uno de esos momentos?
Sin lugar a
duda en todo tiempo Dios ha estado a nuestro lado, fiel como siempre,
incondicionalmente, con los brazos abiertos nos rodeó con alegría, los mimos
que nos dieron ese cálido abrazo en las difíciles circunstancias, mostrándonos
que no todo lo negativo es malo, sino que hay cosas que simplemente no nos
fueron convenientes o no eran tan buenas como pensábamos en su momento.
Ante cada
acontecimiento de este año solo queda decir:
“Gracias Dios porque en todo tiempo nos
permitiste sentir tu compañía sin importar cuál fue la circunstancia, buena o
mala permaneciste cerca, gracias por las personas que trajiste a nuestra vida,
y gracias por las que te llevaste de nuestro lado, gracias por cada alegría y
gracias también porque en la tristeza tu amor sanó nuestro corazón, gracias por
llevarnos de la mano en cada victoria y mostrarnos el camino en medio de la
frustración, gracias por los momentos duros que han fortalecido nuestro
espíritu al mismo tiempo que has mostrado cuán grande es tu misericordia,
gracias por la riqueza y gracias por que en la necesidad sabemos que contamos
contigo, gracias por cada sueño cumplido,
gracias por los que aún están en proceso de realizarse y más aún gracias
por los que no se cumplieron pues tenías cosas mejores para nosotros, gracias
por que por cada porción que te pedimos siempre tienes el doble que darnos,
gracias de corazón, gracias en todo y
por todo”
Autora: Maite Leija
Escrito
para: Destello de su Gloria.
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