LEA: Filipenses 2:5-11 | En Navidad, todos los años se
repiten en casa algunos acontecimientos. Por ejemplo, el aviso de mi esposa a
nuestros hijos y nietos cuando abren sus regalos: «No rompan el papel, ¡podemos
usarlo el año que viene!». A ella le encanta hacer regalos bonitos, pero
también le importa mucho el envoltorio. La presentación es parte de la belleza
del contenido.
Me hace pensar en el envoltorio que Cristo escogió
cuando vino como el don redentor para rescatarnos de nuestros pecados. Podría
haberse envuelto en una asombrosa muestra de poder, iluminando el cielo con su
presencia en una celestial demostración de gloria. Sin embargo, en una
maravillosa inversión de Génesis 1:26, prefirió envolverse «semejante a los
hombres» (Filipenses 2:7).
Entonces, ¿por qué es tan importante este envoltorio?
Porque, al ser como nosotros, no desconoce nuestras luchas: experimentó una
profunda soledad y un querido amigo lo traicionó; fue avergonzado públicamente,
malinterpretado y falsamente acusado. En resumen: Él siente nuestro dolor. Por
eso, el escritor de Hebreos nos dice que podemos acercarnos «confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro» (Hebreos 4:16).
Esta Navidad, cuando pienses en el regalo de Jesús,
¡recuerda tener en mente el «envoltorio»!
No tengas en poco el envoltorio del mejor regalo de
Navidad.
Nuestro Pan Diario
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