Leer:
Hebreos 9:19-28 | La Biblia en un año: Marcos 7:8-13 | A Mariana le costaba
entender por qué Jesús había tenido que derramar su sangre para proporcionar la
salvación. ¿A quién se le ocurriría limpiar algo con sangre? Sin embargo, la
Biblia afirma: «Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre…» (Hebreos
9:22). Para Mariana, ¡eso era repugnante!
Entonces,
un día, tuvo que ir a un hospital. Una enfermedad genética había alterado su
sistema inmunológico y estaba atacándole la sangre. Mientras estaba en la sala
de emergencias, pensó: Si pierdo mi sangre, moriré. ¡Pero Jesús derramó su
sangre para que yo pueda vivir!
De repente,
todo cobró sentido. En medio del dolor, Mariana sintió gozo y paz. Entendió que
la sangre es vida, y que era necesaria una vida santa para darnos paz con Dios.
Hoy, está viva y agradece al Señor por su salud y por el sacrificio de Cristo.
Hebreos 9
explica el ritual de sangre del Antiguo Testamento (vv. 16-22) y la ofrenda
única y suficiente de Jesús que puso fin a los sacrificios animales (vv.
23-26). Al llevar nuestro pecado, Él murió voluntariamente y derramó su sangre
para transformarse en nuestro sacrificio. Ahora podemos entrar en la presencia
de Dios con confianza. ¿Cómo podremos agradecer a Cristo por sacrificarse por
nosotros, por darnos su vida y acceso al Padre?
Señor, gracias por derramar tu sangre por mí.
La sangre de Cristo lava nuestros
pecados.
NUESTRO PAN DIARIO
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