Muchas
mujeres solemos olvidarnos de nosotras mismas y por diferentes motivos damos
prioridad a nuestra pareja, hijos, tareas del hogar, trabajo, estudios,
olvidando que también debemos ser parte de nuestra lista de prioridades. A
continuación encontrarás una serie de conductas que te dirán si estás pasando
al olvido en tu propia lista de personas a quien amar:
Has dejado de
hacer cosas que te gustan
Paulatinamente
dejaste de ir a las clases que tanto te gustaban o postergaste tus estudios por
razones que en ese momento considerabas de peso. De pronto despiertas y te das
cuenta que ya ni recuerdas cuánto disfrutabas de tus pasatiempos.
Te alejaste
de tus amigas
Poco a poco
comenzaste a buscar diferentes excusas para no salir de compras, comer juntas,
salir a caminar o simplemente dejaste de visitarlas para estar más tiempo con
tu familia.
No visitas
con frecuencia a tus familiares
Antes de
casarte eras muy apegada a tus parientes más cercanos y de pronto descubres que
has dejado de frecuentarles y asistir a las diferentes celebraciones familares,
que no sabes qué pasa con tus padres o hasta has dejado de llamarles por
teléfono. Si es tu caso, quizá sea tiempo de comenzar a cuestionarte los
motivos por los cuales estás actuando así.
Permites que
tu pareja decida por ti
Estar en
pareja no significa que tengamos que dejar atrás nuestras ideas, pensamientos o
manera de vestir. Por lo que, si de pronto te sorprendes porque tu pareja
escoge hasta tu menú a la hora de salir a cenar, piensa que esto puede ser una
fuerte señal de alerta.
Te quedas
callada siempre
Consideras
que si das tu opinión podrías crear algún tipo de conflicto familiar, por lo
que ahora optas por guardar silencio cada vez que piensas diferente. Debes
saber que te estás haciendo mucho daño. Todos tenemos derecho a expresarnos si
no estamos de acuerdo con algo, siempre que sea respetuosamente.
Tratas de
amoldarte siempre a tu pareja
En parte,
lo que da sazón a una relación de pareja es la diferencia: los diversos gustos,
opiniones, cualidades personales. Tratar de coincidir siempre con tu esposo no
sólo resulta desgastante, también puede ser muy autodestructivo.
Dejaste de
comprarte cosas para ti
Si
consideras que no mereces gastar ni un centavo en ti, estás profundamente
equivocada y entrarás en un abismo del cual será difícil salir. Siempre que no
estés saliéndote del presupuesto familiar, es muy gratificante y sano que te
des algún gusto, como comprar alguna prenda nueva, maquillaje o algún accesorio
bonito. No lo hagas sólo para sorprender a tu pareja, hazlo por amor a ti
misma, por verte siempre bella y sentirte bien.
Ya no dedicas
tiempo a tu arreglo personal
Si por
diferentes razones, en las mañanas tomas lo primero que encuentras en tu clóset
y sales de prisa, sin siquiera dedicar un minuto a mirar cómo luces en el
espejo, deberás ajustar tu despertador 30 minutos antes para comenzar a fijarte
en lo hermosa que eres, particularmente cuando estás arreglada.
Olvidarte
de ti misma sacrificando las cosas que amas hacer es uno de los problemas
relacionados con el vínculo amoroso más difíciles de resolver. Recuerda que
eres tan importante como tu pareja y todas las personas a quienes amas. Vales tu
peso en oro y no necesitas dejarte abandonada para demostrar cuánto amas a tu
familia.
Si te
sentiste identificada con estas líneas es el momento para empezar a mirarte con
otros ojos, llenos de amor por ti misma. Recuerda que parte de la belleza es la
actitud con la que enfrentamos el mundo. Pon tus reglas, delimita tus tiempos,
escucha a tu pareja, pero nunca olvides escucharte a ti misma.
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