Leer:
Romanos 8:28-39 | La Biblia en un año: Lucas 2:25-52 | Antes de que Stig
Kernell muriera, le dijo a la empresa fúnebre local que no quería un obituario
tradicional. Este sueco, en cambio, indicó que solo publicaran una nota de dos
palabras sobre su fallecimiento: «Estoy muerto».
Entonces, cuando murió a los 92 años, eso fue
lo que pusieron. La osadía y la sencillez de este aviso poco común captaron la
atención de periódicos en todo el mundo. Con un giro extraño, la curiosidad
internacional por el obituario de dos palabras de este hombre atrajo más
atención sobre su muerte de lo que cabría esperar.
Cuando
Jesús fue crucificado, su obituario podría haber dicho: «Está muerto». Sin
embargo, tres días después, habrían cambiado el título de la noticia de primera
plana: «¡Ha resucitado!». Gran parte del Nuevo Testamento está dedicada a
proclamar y explicar los resultados de la resurrección de Cristo: «Cristo es el
que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de
Cristo? […]. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó» (Romanos 8:34-37).
El
obituario de Jesús se ha transformado en un himno eterno de alabanza a nuestro
Salvador: «¡Ha resucitado!».
Señor, que vivamos
diariamente a la luz de tu resurrección.
NUESTRO PAN
DIARIO
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