jueves, 2 de septiembre de 2010

TOCAR SU MANTO

Saben llegan momento en la vida en que no sabemos que hacer, llegan momento en la vida en que queremos salir corriendo, llegan momento cuando se nos acaban la fuerza, cuando por mas que tratemos nada no sale bien.

Marcos 5:

25 Y una mujer que padecía flujo de sangre por ya doce años,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y no había mejorado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
29 Y al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Y enseguida Jesús, sabiendo en sí mismo el poder que había salido de Él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mi manto?
31 Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero Él miraba alrededor para ver a la que había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de Él, y le dijo toda la verdad.
34 Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz, y queda sana de tu azote.

Esto es lo me recuerda el inicio de la reflexión. La mujer que padecía del flujo de sangre por doces años y que había gastado todo lo que tenia, todo su fuerza estaban agostada; te suena familia.

Según Levítico 15:19 "Y cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su carne, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare, será inmundo hasta la tarde" .

La mujer con flujo de sangre se consideraba inmunda y debía estar apartada de los demás.

Me llama la atención el hecho, de que esta mujer había gastado todo lo que tenia yendo a los médicos, le suena familiar; el ser humano o mas bien podríamos decir la carne, tiende a resolver todo sus problemas, pues quiere la gloria para ella.

Esta mujer no era la excepción, había tratado por todos los medios de resolver su problema, pero cuando se le acabo todo, quizás esta mujer no sabia que hacer.


También nosotros caemos en esta situación, buscamos la solución de nuestro problema por toda parte, todo el mundo sabe nuestro problema y mientras tenemos fuerza estamos buscando solución.


Nosotros tal como la mujer tenemos que llegar al punto donde se nos acaban toda la fuerza, donde no sabemos que hacer para recordarnos del Señor y esto no debería ser así.

Dios es nuestro padre y como tal el primero que debería saber nuestra situación es Dios, no todo los demás.

Esta mujer decía SI TAN SOLO LOGRARE TOCAR SU MANTO, no se como pasó ella por el medio de la multitud lo cierto es que pasó y pasó con fe y confiada en el Señor.

"Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que a Dios se acerca, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan". Hebreos 11:1,6.

Nosotros tal como esta mujer podemos acercarnos a Dios y TOCAR SU MANTO, tocar el borde de la promesa y no tan solo tocar su manto , sino decirle cúbreme con tu manto mientras pasa la tormenta.

TOQUEMOS EL MANTO DEL SEÑOR.

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