A veces los
problemas son tantos que sentimos que no hay escapada, pero Dios ha prometido
que:
Yo soy tu
refugio y tu fuerza, soy tu poderoso defensor en el peligro.
Por eso no
temas aunque tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar. Salmo 45
Salmos 3:3 Mas tú, oh SEÑOR, eres escudo en derredor
mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Salmos 18:2 El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi
libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi
salvación, mi altura inexpugnable.
Salmos 28:7 El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en El
confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le
daré gracias con mi cántico.
Salmos
119:114 Tú eres mi escondedero y mi
escudo; en tu palabra espero.
Salmos
144:2 Misericordia mía y fortaleza mía,
mi baluarte y mi libertador, escudo mío en quien me he refugiado, el que sujeta
a mi pueblo debajo de mí.
Fuentes:
Renuevo de Plenitud
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