Isaías
50.4-10| En algún momento todos los cristianos hemos visto a la obediencia
como una manera de evitar las consecuencias de la desobediencia, y por eso
hemos sentido que es una carga pesada. Cuando Dios, en realidad, lo que quiere
es que nuestro camino de fe esté motivado por nuestro amor a Jesucristo, y por
el deseo de agradarle. La obediencia tiene que ver con descubrir más acerca de
Dios, no con evitar consecuencias negativas.
La razón
por la cual asociamos la obediencia a Dios con una carga, es porque le tememos
a las decisiones que tendríamos que tomar. Sin embargo, el Señor no nos pide
que hagamos más de lo que podemos manejar. Nuestra obediencia en los asuntos
más pequeños de la vida nos prepara para asuntos más grandes. Cuando ponemos la
confianza en la omnipotencia del Señor, y actuamos según su voluntad, la vida
se vuelve emocionante. No debemos tener miedo, porque Dios ya sabe el resultado
de nuestra obediencia —y podemos confiar en su promesa (Ro 8.28).
Sabemos que
si damos un paso de obediencia, se nos pedirá después que demos otro. Es por
eso que andar por fe es tan emocionante, porque cada paso nos lleva a una nueva
bendición. Aunque a veces pensemos que las situaciones de las cuales Él se
ocupa no están relacionadas, el Señor continuamente nos mueve mediante diversas
circunstancias hacia sus planes.
Si tememos
a las consecuencias, y evitamos obedecer por nuestra seguridad, privamos a Dios
de la oportunidad de demostrar su poder. Las decisiones pequeñas pueden parecer
insignificantes, pero ellas conducen a toda una vida de caminar con Dios.
Biblia en un año: Apocalipsis 13-17
Fuente: En
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