Leer: 1
Timoteo 3:14-16 | El cuento de Charles Dickens, Canción de Navidad, empieza con
un misterio que rodea a Ebenezer Scrooge. ¿Por qué es tan malo este hombre?
¿Cómo se volvió tan egoísta? Luego, a medida que los fantasmas de la Navidad lo
hacen recorrer la historia de su vida, las cosas se van aclarando.
Vemos qué
lo convirtió de un joven feliz en un tacaño miserable, y lo llevó al
aislamiento y la angustia. Mientras se resuelve el misterio, también
vislumbramos el sendero hacia la restauración. El interés por los demás saca a
Scrooge de la oscuridad que lo envolvía, para rodearlo de un gozo desconocido.
Un misterio
mucho más importante y difícil de explicar es el que Pablo menciona en 1 Timoteo
3:16: «E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles,
predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria».
¡Extraordinario! Dios «fue manifestado en carne».
El misterio
de la Navidad es que Dios pudo convertirse en hombre sin dejar de ser
plenamente Dios. Esto desafía toda explicación humana; pero, en la sabiduría
perfecta de Dios, fue el plan de los siglos.
« ¿Qué Niño
es este?». Es Jesucristo, Dios revelado en carne.
Este es el Cristo, el Rey […]. Venid, venid a Él, al hijo de María.
Fuente: Nuestro
Pan Diario
La Biblia en un año: Habacuc 1–3
Apocalipsis 15
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