Quizás te
preguntes por qué Moisés buscó con tanta desesperación una visión de la gloria
de Dios. Yo creo que la razón se encuentra en este versículo:
“Allí me reuniré con
los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria”
(Éxodo 29:43, énfasis
añadido).
La palabra
“santificado” significa “hecho limpio”. Dios estaba diciendo: “Mientras tú me
adores, me reuniré contigo y te daré Mi presencia. Y cuando estés en Mi
presencia, te revelaré Mi gloria. Ésta te levantará por encima de todas tus
circunstancias”.
Entonces,
¿dónde podemos encontrar esta revelación de Cristo? La encontramos solamente
cuando venimos a la oración, confiando la Palabra de Dios. Pablo dice que
mientras permitimos que la Escritura refleje en nosotros una revelación creciente
de Jesús, seremos transformados de gloria en gloria:
“Nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor”
(2 Corintios 3:18).
Esta
revelación de la gloria de Cristo nos proveerá de un poder protector: “Sobre
toda gloria habrá un dosel” (Isaías 4:5, énfasis añadido). En otras palabras,
Su gloria nos mantendrá con una mente celestial en la peor hora de nuestra
vida.
Lo que Dios
nos está diciendo aquí es que apartemos un tiempo para conocer a Su Hijo.
Debemos escudriñar la Palabra y entregarnos diariamente a la oración. Entonces,
mientras habitamos en su presencia, nuestros ojos comenzarán abrirse a Su
gloria. Todo está revelado en Cristo. Jesús es la revelación plena de Su amor,
gracia, misericordia y bondad.
Posted by World Challenge
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