Leer: Éxodo
1:22–2:10 | La Biblia en un año: Apocalipsis 12 |Un bebé con solo unas horas de
vida fue dejado en un pesebre de Navidad fuera de una iglesia de Nueva York.
Una madre joven y desesperada lo había envuelto para protegerlo del frío y lo
dejó donde pudieran verlo. Si nos sentimos tentados a juzgarla, deberíamos, en
cambio, dar gracias de que el niño tiene ahora la posibilidad de vivir.
A mí, esto
me toca personalmente. Como fui adoptado, no tengo idea de qué circunstancias
rodearon mi nacimiento, pero nunca me sentí abandonado. Lo único que sé es esto:
tengo dos madres que querían que tuviera una oportunidad en la vida. Una me dio
vida a mí; la otra invirtió su vida en mí.
En Éxodo,
leemos sobre una madre amorosa en una situación desesperante. Faraón había
ordenado asesinar a todos los bebés varones judíos que nacieran (1:22).
Entonces, la madre de Moisés lo escondió tanto como pudo. A los tres meses, lo
puso en una cesta impermeable en el río Nilo. Si su plan era que una princesa
lo rescatara, que creciera en el palacio de Faraón y que, al final, liberara a
su pueblo de la esclavitud, funcionó a la perfección.
Cuando una
madre desesperada le da una oportunidad a su hijo, Dios puede aprovechar la
situación. Él está habituado a hacerlo, y de las formas más creativas
imaginables.
Señor, ayúdanos a
ayudar a los desesperados y solitarios.
Comparte el amor de Cristo.
NUESTRO PAN
DIARIO
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