martes, 8 de noviembre de 2011

Admiración



Los cielos cuentan la gloria de Dios. Salmo 19:1.

El hace cosas grandes e incomprensibles,
y maravillosas, sin número. Job 9:10.

Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad,
se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas. Romanos 1:20.

El telescopio Hubble tomó vistas asombrosas de los confines del Universo. Estas fotos muestran algo parecido a grandes nubes oscuras, debidas a la irradiación de la hoguera nuclear de un puñado de estrellas recién nacidas. Se hallan a siete mil años luz, es decir, a una distancia cuatrocientas cuarenta millones de veces superior a la que separa la tierra del sol. ¡Qué vértigo!

«Estas nuevas imágenes venidas del espacio me han verdaderamente trastornado», dijo Edward Weiler, jefe del proyecto Hubble. La reacción de este científico nos recuerda al profeta Isaías. Éste, hace más de veinticinco siglos, expresaba así su admiración: “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza?” (Isaías 40:12).

Sí, las maravillas del Universo demuestran el poder y la gloria de su autor. Sin ir a buscar en lejanas galaxias, basta admirar una sencilla flor para comprender cuál es la obra del divino Hacedor. Ese gran Dios se reveló en la creación, por eso cada uno es responsable de discernirle y rendirle honor. Pero él quiere hacer más aún: quiere darse a conocer personalmente a cada hombre como el Dios Salvador. ¿Conoce usted su gran salvación?

Fuentes: El Versículo del Día

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