Lucas 16: 19 Había
un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día
banquete con esplendidez.
20 Había
también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de él,
lleno de llagas,
21 y deseaba saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22 Y aconteció que murió el mendigo, y
fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico, y fue
sepultado.
23 Y en el infierno alzó sus ojos,
estando en tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre
Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su
dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
25 Y Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que
recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es
consolado, y tú atormentado.
26 Y además de todo esto, una gran sima está
puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a
vosotros, no puedan, ni de allá pasar acá.
27 Entonces él dijo: Te ruego, pues,
padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que
les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los
profetas tienen; óiganlos.
30 Él entonces dijo: No, padre Abraham;
mas si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los
muertos.
El rico
estando en el infierno y probando lo que significa estar en ese lugar, pide a
Abraham que envíe a alguien desde el cielo para que predique a sus hermanos.
En ese
lugar de tormento, el rico tiene una sé tremenda, una sé que mortifica, una sé
que está acabando con lo poco que le queda de vida.
Hoy tomamos
el mensaje del rico y los pasamos adelante, hoy queremos tetificar tal como el
rico que el infierno es real, que el infierno existe, que mucho caen
diariamente en ese lugar.
Este es un
lugar donde el gusano nunca se muere, donde el fuego nunca se apaga; el
tormento es eterno, con razón le llaman lugar de tormento.
Como
cristiano debemos llevar el mensaje a todo lugar, los tiempos son corto;
debemos predicar la Palabra de Dios, el arrepentimiento.
Hoy tomamos
la palabra del rico desde el infierno y la pasamos adelante; arrepiente para
que no vaya al infierno, a ese lugar de tormento.
Félix Abreu
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