sábado, 12 de noviembre de 2011

MÁS QUE PAN



Juan 6: 25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
 26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

 28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
 30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
 36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.

Isaac Pennington, líder cuáquero del siglo XVII, dijo: «El Señor me ha estado enseñando a vivir en Él; no de nada que me haya dado, sino de la vida en sí». Las personas de Juan 6 querían vivir de Jesús, pero no por la misma razón; no porque sus corazones fueran leales a Él, sino fieles a lo que pensaban que el Señor podía proveerles: alimentos y liberación de la opresión romana.

Cuando Jesús les proveyó pan y pescado, esta acción les confirmó la idea que tenían de lo que Él podía hacer por ellos. El Señor sabía que, detrás del interés en Él, estaba la esperanza de que se convirtiera en una clase de rey diferente; por lo tanto, se alejó de ellos (Juan 6:14-15). Al día siguiente, lo buscaron y lo encontraron, y consiguieron lo que querían (vv. 22,25-26). Entonces, fueron tras Él por lo que creían que podía darles. Sin embargo, el Señor dio vuelta las mesas y se identificó como el Pan de vida (vv. 32-33). Ellos querían que Jesús les diera una vida mejor, pero Él les dijo que había venido para ofrecerles vida eterna (v. 40). Sólo aquellos que creen en Jesús pueden encontrar verdadera satisfacción… ahora y para siempre.

Sigue a Jesús, no porque Él puede proveer «pan», sino porque es capaz de satisfacer tu hambre más profunda: la búsqueda de la comunión eterna con Dios.

Reflexión: Puedes experimentar completa satisfacción si tu vida está llena de Cristo.
Fuentes: Nuestro Pan Diario

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