viernes, 4 de noviembre de 2011

AL ARCA DE DIOS



No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:25.


Jesús profetizó que como ocurrió "en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre" (Mat. 24:37-39).

Si empleamos nuestra imaginación, podemos ver a Noé en la construcción de la gran embarcación. Lo podemos ver trabajando duro, y de tanto en tanto, dejando las maderas y mirando a la multitud para amonestarla con el mensaje de que "el fin del mundo" estaba cerca, que habría un diluvio universal.
Al principio, como toda novedad, su mensaje llamó la atención y ganó un buen número de adeptos, pero con el paso de los años, poco a poco, estos racionalizaron la veracidad del diluvio.

La gente se dijo: "Jamás hubo un diluvio universal, ¿por qué habría de cambiar ahora el clima? Parecía imposible que sucediera algo nunca antes sucedido. Una vez terminada el arca, muchos notaron que era incómoda. Cuando los animales entraron, los comentarios se hicieron oír: "El arca tiene un olor horrible. Además, ¿cómo podríamos dormir en paz, si todos se ponen a chillar? El arca debería ser solo para personas, no para animales". Finalmente, Noé y su familia entraron en el arca, y después de siete días de espera Dios cumplió su promesa. Un diluvio universal acabó con la civilización humana, y aunque muchos se negaron a verlo, al rechazar el arca aceptaron la muerte.

Actualmente, Dios también posee un arca de salvación: su iglesia. Quienes trabajan en ella llevan años predicando que el fin del mundo se aproxima con la venida de Jesús. De alguna manera, para muchos también la iglesia es un lugar "incómodo". En ella no hay solo gente santa, también asisten personas falsas, mentirosas y traicioneras. Pero aunque esto sea verdad, cuando Jesús vuelva a la tierra, no vendrá a buscar a cristianos "islas", sino a un pueblo que enalteció sus mandamientos por sobre todas la cosas. Por eso, más allá de lo que sientas o hayas visto en tu iglesia, contribuye para que ella sea un instrumento de salvación, para ti mismo y para otros.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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