miércoles, 8 de enero de 2014

Una vida fructífera




 Leer | Proverbios 3.5-12 | Dios nos creó con la necesidad de saber que nuestra presencia en este mundo cuenta; y tal necesidad solo la podemos satisfacer por medio de su Hijo Jesucristo.

 Por lo tanto, debemos confiar en Él y darle el control sobre nuestras familias, finanzas, empleos y todo lo demás. El pasaje de hoy enfatiza lo esencial que es la confianza para una vida fructífera y nos advierte que no seamos sabios en nuestra propia opinión, ni nos apoyemos en nuestra propia prudencia (3.5, 7).

Es normal que a la hora de tomar una decisión tengamos el impulso de recaudar información y elegir la respuesta que parece correcta. Sin embargo, a diferencia de nosotros, Dios conoce cada uno de los detalles, “ve” los corazones y detecta cada pensamiento; ningún aspecto de nuestra vida le es inadvertido (1 Cr 28.9; Sal 11.4). Es por eso que solamente Él conoce cuál es la mejor decisión que debemos tomar para cada situación.

La vida abundante implica también reconocer al Señor en todo lo que hagamos. Hablar de Él es apenas una parte de lo que significa darle reconocimiento. Como hijos suyos, debemos tener un gran parecido con nuestro Padre celestial —en pensamientos, actitudes y acciones. Nuestras prioridades deben reflejar las de Él, y nuestros planes corresponder con sus propósitos.

La vida se vuelve fructífera cuando nos rendimos al Señor y hacemos su voluntad. Al permitir que su Espíritu viva en nosotros (Gá 2.20), descubriremos que nuestra vida es importante y nos sentiremos satisfechos en cuanto a ella.

(En Contacto)

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