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Salmo 27.1-4 | El temor ha sido parte de la composición emocional del ser
humano desde la caída. Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios, se ocultaron
de Él y tuvieron miedo (Gn 3.10). Las cosas no han cambiado mucho. La ansiedad
afecta a menudo nuestra manera de pensar, y controla nuestras acciones. Puede
mantenernos prisioneros y reacios a aventurarnos en territorio desconocido.
Permita que
la verdad le ayude a vencer el temor. Recuerde que Dios:
Es todopoderoso. Gracias a la vida perfecta de nuestro Salvador
y a su sacrificio en la cruz, Satanás y la muerte han sido derrotados. Jesús
nos rescató de la esclavitud del pecado, y el diablo ya no tiene poder sobre
nuestra vida. Además, ya no enfrentamos la separación eterna de Dios. La muerte
física de Jesús se convirtió en el medio para vivir con el Padre por la
eternidad.
Está siempre con nosotros. El Señor le dijo a Abraham que
dejara su familia, pero le prometió que se mantendría cerca de él. En Mateo
28.20, tenemos la misma seguridad de parte del Señor Jesús. Por medio del
Espíritu Santo que mora en nosotros, como creyentes no solo tenemos a Dios
cerca, sino también en nosotros. Nada podrá separarnos jamás de Él —ni los
errores del pasado, ni las circunstancias del presente o del futuro (Ro 8.38,
39).
Está involucrado activamente. Dios nos promete su ayuda y siempre
cumple su Palabra. Sabe lo que nos está sucediendo, y puede convertir las
dificultades en un tiempo de crecimiento espiritual y de grandes bendiciones.
Dios mismo
es la razón para que no tengamos temor. Capte la verdad de su poder, su
presencia y su involucramiento, y utilícelos para desactivar la mina terrestre
del temor.
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