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Romanos 12.10 | ¿Cuántos amigos de verdad tiene usted? Al principio, pueden
venirle muchos nombres a la mente, pero cuanto más tiempo pase considerando la
pregunta, lo más probable es que ese número disminuya. La realidad es que no
tenemos muchos amigos genuinos, esos que se mantendrán fieles no importa las
circunstancias que se presenten.
Esta
confiable y cercana intimidad es la que el Señor quiere para nosotros, pero es
un raro tesoro. El relato bíblico sobre David y Jonatán puede ayudarnos a saber
cómo desarrollar esta relación (1 S 18—20). Su historia demuestra que las
amistades genuinas se crean sobre el fundamento del respeto mutuo, el amor y el
compromiso verdadero. Hoy examinaremos el primer componente.
Para un
compañerismo verdadero, cada parte debe apreciar las cualidades espirituales de
la otra persona. Esto comienza con la actitud de valorar a todas las personas,
sabiendo que fueron creadas a imagen de Dios, y que Él las ama. Después de
todo, Jesús eligió morir por ellas, y por eso tienen gran valor. Pero, al mismo
tiempo, la estimación que David y Jonatán sentían mutuamente era más que simple
respeto; revelaba admiración por los atributos que resalta la Palabra de Dios,
entre estos la lealtad a la nación de Israel, valentía en la batalla y gran fe
en Dios.
Piense en
la pregunta que le hice al comienzo en cuanto a las personas que usted
considera “amigos de verdad”. ¿Muestran esas personas las características
espirituales que usted admira? ¿Tienen ellas, a su vez, admiración por las
cualidades bíblicas que ven en usted? Este respeto mutuo y bíblico es un
fundamento indispensable para una amistad verdadera.
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