martes, 24 de marzo de 2015

Confianza absoluta


Leer: Salmo 56 | Cuando nuestros hijos eran pequeños, llevarlos al consultorio del médico era una experiencia interesante. La sala de espera estaba llena de juguetes con los que podían jugar, y de revistas infantiles para leerles. Hasta ahí, íbamos bien. Pero, apenas los levantaba para entrar, todo cambiaba.


De repente, cuando la enfermera se aproximaba con la aguja para la vacuna que necesitaban, la diversión se transformaba en miedo. Cuanto más se acercaba, con más fuerza me abrazaban del cuello. Se aferraban a mí para encontrar consuelo; probablemente, esperando que los rescatara, pero sin saber que lo que sucedía era por su propio bien.

A veces, en este mundo caído, pasamos de tiempos de paz y tranquilidad al reino doloroso de los problemas. En ese momento, la pregunta es: «¿Cómo responderé?». Podemos tener miedo y preguntarnos por qué Dios permitió que nos sucediera una cosa así, o confiar en que, en medio de esta tribulación, Él está haciendo algo que será para nuestro beneficio, aunque duela. Haríamos bien en recordar las palabras del salmista, que escribió: «En el día que temo, yo en ti confío» (Salmo 56:3).


Al igual que mis hijos, cuanto más dura es la realidad, más tenemos que aferrarnos al cuello del Señor. Confía en Él. ¡Su amor nunca falla!

Aférrate a tu Padre celestial; Él es tu única esperanza.


Nuestro Pan Diario

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