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Apocalipsis 2.1-7 | Éfeso era la sede de un gran ministerio. A pesar de la
oposición y de la dura persecución, la iglesia fundada por Pablo extendió el
evangelio, y se daba prisa por refutar a los falsos profetas. Pero treinta años
después de la partida del apóstol, el Apocalipsis de Juan contiene una severa
advertencia para esos creyentes.
Imaginemos
cómo debieron haber afectado estas palabras a los efesios. Después de alabar su
servicio en favor del evangelio, Cristo dijo: “Pero tengo contra ti…” (Ap 2.4).
Esa frase fue, sin duda, muy desconcertante. El Señor les advirtió que habían
dejado su primer amor. En otras palabras, todo su trabajo se estaba haciendo
por la razón equivocada.
Cristo
llamó a los efesios a recordar su amor por Él, y su deleite en la salvación que
les había dado. El servicio no puede sustituir a una relación personal con Él,
pero los creyentes de hoy siguen cayendo en esta sutil trampa. Las cosas
encomiables que hacemos no sirven para nada, a menos que surjan de una
verdadera relación personal con Dios. Nuestro trabajo no puede ser efectivo o
fructífero si Dios no está en él.
En
realidad, Dios está más interesado en usted y en su relación personal con Él,
que en sus buenas acciones. Él desea ser la satisfacción y el deleite de sus
hijos para que su servicio sea el resultado de una amorosa consagración.
Hay muchas
razones equivocadas para trabajar por el reino. Dios quiere que todos los
creyentes con intenciones centradas en sí mismos vuelvan a su primer amor. De
esa manera, las mentes y los corazones podrán ser renovados, y el servicio al
Señor será más efectivo.
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