Leer:
Eclesiastés 9:13-18 | Hace poco, el esposo de mi sobrina escribió en una red
social: «Diría muchas cosas más por la web si no fuera por esta vocecita que me
incita a no hacerlo. Como seguidor de Cristo, uno podría pensar que esa voz es
el Espíritu Santo. Pero no, no es así. Es mi esposa».
La sonrisa
que esto genera viene acompañada de una sobria reflexión: las advertencias de
un amigo pueden reflejar la sabiduría divina. Eclesiastés 9 afirma que «es
mejor escuchar las suaves palabras del sabio» (v. 17 rvc).
Las
Escrituras nos exhortan a no ser sabios en nuestra propia opinión ni soberbios
(Proverbios 3:7; Isaías 5:21; Romanos 12:16). En otras palabras, ¡no debemos
creer que tenemos todas las respuestas! Proverbios 19:20 aconseja: «Escucha el
consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Ya sea que
se trate de un amigo, un cónyuge, un pastor o un compañero de trabajo, Dios
puede utilizar a otros para enseñarnos más de su sabiduría.
«En el
corazón del prudente reposa la sabiduría», declara también Proverbios (14:33).
Una manera de incorporar las verdades del Espíritu es descubrir cómo escuchar a
los demás y aprender de ellos.
Señor,
gracias por tu Palabra que me enseña a amarte a ti y a los demás, y por las
personas que has colocado en mi vida para recordarme tus verdades.
LEA LA
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Timoteo 4 / Isaías 38-39 / Salmos 119:121-144
NUESTRO PAN
DIARIO
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