Leer: Lucas
10:17-24 | Cuando presenté mi pasaporte en el mostrador de Kenya Airways,
buscaron mi nombre en el manifiesto de pasajeros (la lista de los que viajan) y
no estaba. ¿Cuál era el problema? Sobreventa y falta de confirmación. Mi
esperanza de llegar a casa ese día se frustró.
Aquel
episodio me recordó otro tipo de manifiesto: el libro de la vida. En Lucas 10,
Jesús envió a sus discípulos a evangelizar. Cuando volvieron, le informaron
alegremente sobre los resultados, pero el Señor les dijo: «no os regocijéis de
que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están
escritos en los cielos» (v. 20). No solo debe alegrarnos el éxito, sino que
nuestro nombre está escrito en el libro de Dios.
Pero ¿cómo
podemos estar seguros de que aparezca? La Palabra de Dios afirma: «si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10:9).
En
Apocalipsis 21, Juan hace una descripción asombrosa de la ciudad santa que les
aguarda a quienes confían en Cristo, pero agrega: «No entrará en ella ninguna
cosa inmunda […], sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida
del Cordero» (v. 27).
El libro de
la vida es el manifiesto celestial divino. ¿Tu nombre está allí?
Dios, creo en Jesús. Escribe mi nombre en tu libro.
Fuente:
Nuestro Pan Diario
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