Salmo 25.4,
5 | En el camino de la vida, las decisiones cruciales son como intersecciones
que nos llaman a elegir qué camino tomar. Si nos apresuramos a actuar sin
buscar saber qué piensa el Señor, el camino que tomemos puede dar lugar a remordimientos
y sufrimientos.
Aunque el
Señor está listo y dispuesto a ofrecer dirección clara, Él no siempre la da con
rapidez. Saber que Él tiene una buena razón para no dar su instrucción de
inmediato, puede ayudarnos a esperar su dirección con paciencia.
A veces,
Dios permite que estemos confundidos para llamar nuestra atención. Cuando todo
está funcionando sin problemas, tendemos a olvidarnos del Señor. Pero la
incertidumbre nos lleva de regreso a Él como si fuera un imán. Al alinear
nuestros pasos con los suyos, y andar en sumisión al Espíritu Santo, abrimos
nuestros oídos para escuchar su voz.
Nuestro
período de espera es el tiempo de preparación de Dios. Para lograr sus
propósitos soberanos, Él puede hacernos esperar mientras coordina los hechos para
que coincidan con su voluntad. A veces, el Señor tiene que trabajar en nosotros
antes de que estemos listos para encargarnos de lo que ha dispuesto para
nuestro futuro.
Además, la
espera nos ayuda a crecer espiritualmente —si recibiéramos la dirección de Dios
al instante, rara vez tendríamos la oportunidad de ejercitar nuestra fe. La
madurez se hace evidente en la capacidad de esperar con confianza.
Si la
impaciencia le hace adelantarse al tiempo del Señor, se arriesga a salir de su
voluntad y a perder sus bendiciones. Pero si espera hasta que Él le dé
dirección clara, usted andará en la paz de Dios con seguridad, en vez de estar
dando vueltas con ansiedad y confusión.
LEA LA BIBLIA EN UN AÑO: Tito 3 / Jeremías 17-18 / Salmos 127
FUENTE: EN
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