Los Huéspedes

“¡Oh Señor, oye mi oración!, ¡escucha mis gritos de auxilio! No cierres los ojos ante mis lágrimas. Pues soy tu invitado, un viajero de paso, igual que mis antepasados.”

Salmos 39.12

De niño sentía que no era lo suficientemente bueno ni me sentía buena onda, y ahora como adulto tengo la tendencia de pretender que todo esta bien y que nada me molesta. Esto combinado con el hecho de que soy fácil de llevarme con la gente, en ocasiones me deja siendo bastante pasivo. Esta pasividad es fácilmente transmitida en mi relación con Dios. Si actúo como que no necesito nada, entonces es poco probable que deje salir mis “gritos de Socorro!” Si no pido ayuda, entonces como sabrán los demás que necesito ayuda? Solo cuando esté tirado en el suelo sobre un charco de mi propia sangre es que gritaré para que los pasen vean que necesito ayuda. Ya será demasiado tarde.

Somos tan solo invitados, invitados de Dios en la tierra. Cuando tengo invitados en casa, una de las primeras cosas que les digo es, “Si necesitas ALGO, por favor solo háznoslo saber. Necesitas agua? Tienes hambre? Necesitas una toalla? Cómo dormiste?” Esta cómoda la cama? Necesitas direcciones? Necesitas ir la tienda a comprar algo? Tomate una siesta. Tienes hambre de nuevo? Qué te puedo traer? Siéntete como en casa!” Y luego, espero que mis invitados me digan como la pasaron realmente. Me gusta que sean honestos conmigo. Quiero que tengan una estadía segura, placentera, productiva y efectiva.

No sé si te callas las cosas o no. Pero como invitados de Dios, El quiere que nos comuniquemos abiertamente con El y que le digamos sobre nuestra estadía acá. El quiere que pidamos ayuda cuando la necesitemos. El quiere que seamos honestos.

Hoy, sé honesto con Dios sobre lo que estas sintiendo. Habla abiertamente con El sobre tu estadía acá. Cómo te está yendo? Recuerda que eres su amado y valioso invitado.

Robert & Rebecca Vander Meer
EzekielsGrove.com
LaArboleda.n