miércoles, 11 de abril de 2012

La cruz: La motivación del creyente



 1 CORINTIOS 2.
1           Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
2           Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
3           Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
4           y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
 5          para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.


Pablo era firme en el mensaje que predicaba. La cruz no era solo su tema dominante; era también su motivación para vivir. Cuando comenzamos a entender todo lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario, podemos recibir una nueva motivación para vivir para Él. Por ejemplo, podemos…


Andar humildemente delante de Dios. Puesto que el poder para vivir rectamente es dado por Cristo, no hay lugar para el orgullo. Cuando Jesús murió, nuestra naturaleza "carnal" fue crucificada con Él, para que pudiéramos tener nueva vida. Cualquier éxito que logremos es posible solo porque Él está trabajando por medio de nosotros.


Servir al Señor fielmente. En la cruz, fuimos crucificados con Cristo. Somos ahora su cuerpo en la tierra, creados para buenas obras, la cuales Dios ha preparado para nosotros (Ef 2.10). Jesús no fue crucificado para que pudiéramos sentarnos en los bancos de la iglesia todos los domingos y escuchar sermones. Él tiene tareas específicas que cada uno de nosotros debe cumplir en la vida.


Compartir nuestra fe. El saber todo lo que Jesús logró en la cruz, debe motivarnos a compartir el evangelio con los demás. Este mundo está lleno de personas que sufren, porque no saben nada en cuanto a la salvación. Puesto que su destino eterno está en juego, ¿cómo podemos guardar silencio?
Con mucha frecuencia vemos la crucifixión solo como un hecho que preservó nuestro destino eterno, y no como un hecho que puede motivarnos cada día a vivir para Cristo. Deténgase para que contemple todo lo que Dios está logrando constantemente en usted por medio de la cruz.


Fuentes: En Contacto

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