Como
término medio, nos “bombardean” con aproximadamente trescientos anuncios de
publicidad al día, prometiéndonos de todo, desde dientes más blancos hasta
coches más rápidos. Es una industria de muchos billones, diseñada para hacernos
desear lo que nos quieren vender.
Pero hay todo un motivo muy sutil que, en una
palabra, se puede describir como una insatisfacción que nos carcome, creando un
deseo de obtener más cantidad de cosas, más grandes y mejores. La Biblia dice:
“…nada hemos traído a este mundo y… nada
podremos sacar. …teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos” (1 Timoteo
6:7-8).
Parece
bastante sencillo: comida, ropa y un lugar para dormir. Pero esto no confirma
cómo debemos vivir. Cuando le preguntaron a Rockefeller: ¿Cuánto se precisa para satisfacer a alguien? Con una
perspicacia excepcional, él le contestó: Un poco más de lo que tiene ahora.
Entonces, ¿significa estar siempre satisfecho no
fijar metas o apuntar más alto? ¿Supone eso que no puedo disfrutar de cosas
agradables? No, eso quiere decir que todas esas cosas gratas no “te
posean”. Aprender a estar contento todo el tiempo es un proceso. Es por eso que
Pablo dijo: “…he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia…
estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:11-12). Él llegó a
dominar el “arte” de disfrutar de todo lo que se presentara en el camino por
haber aprendido a decir: “Esto no es
necesario; puedo vivir sin ello”.
A Pablo,
que dijo a Timoteo que siguiera su ejemplo, le hubiera gustado tanto los
filetes de ternera como una lata de sardinas, unas “vacaciones en el Caribe”
como vivir bajo un puente, un carruaje cubierto de oro, adornado de diamantes y
con cojines de terciopelo como un burro sucio y además, cojo. Su enfoque “daba
en el clavo”. Para él, las cosas terrenales eran secundarias. ¡Y para ti lo
debería ser también!
“…AL RICO NO LE DEJA DORMIR LA ABUNDANCIA”
(Eclesiastés 5:12b)
En una
revista reciente, Jane Hammerslough contaba que su familia se mudó a una casa
de alquiler escasamente amueblada mientras la suya estaba siendo renovada. En
vez de echar de menos lo que habían dejado atrás, para su sorpresa, todos se
sintieron liberados. Al volver a casa, se quedaron perplejos por el tremendo
montón de cosas que habían almacenado, y empezaron a regalar muchos objetos.
Ella concluyó: “Cuando “suficiente”
significa “constantemente un poco más”, no tienes hueco para las cosas
realmente importantes de la vida”. El mensaje no es nuevo; Salomón ya dijo:
“…al rico no le deja dormir la abundancia” (Eclesiastés 5:12b).
Pero el
estar libre de ansiedad significa mucho más que tener armarios ordenados. Es
una firme convicción de que lo que sí tienes es un regalo de Dios (lee
Eclesiastés 5:19) y que su propósito es que lo compartas con los demás. El
contentamiento simplemente te libera para disfrutar de lo que Él te ha
proporcionado.
Así que,
con esto en mente, no pierdas la vista de los siguientes principios: compra las
cosas para su utilidad y no por su estatus. Ten cuidado con cualquier cosa que
te pudiera producir adicción. Acostúmbrate a regalar cosas. No te dejes
“atrapar” por los anuncios y su atractivo. Aprende a disfrutar de las cosas,
sin necesidad de poseerlas o ser poseído por ellas. Ten cuidado con los
anuncios “Compre ahora y pague más tarde”.
Apártate de
cualquier cosa que te impide poner al Señor en primer lugar en tu vida. Él dice
que te dará todo lo que necesites, si buscas “…primeramente el reino de Dios y
su justicia…” Mateo 6:33. Cuando tu satisfacción está basada en el estatus o en
los bienes, puede ser quitada en un instante. ¡Pero cuando lo está en tu
relación con Jesús, ¡nada, absolutamente nada te la podrá robar!
FUENTE:
DEVOCIONALES CRISTIANOS
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