En casa con
sus primos, de visita con algún amiguito o en un parque, había visto a otros
niños pelear. Mis juicios e ideas previas fueron totalmente inútiles cuando, de
pronto, un niño golpeó a mi hija. Si no te ha pasado, debes estar lista cuando
ocurra, ya que, como madre, enfrentarás la incertidumbre de no saber actuar correctamente.
Estoy
convencida de que la agresión está presente en nuestra naturaleza. Algunos
niños pegan, empujan o muerden, otros se agreden a sí mismos. No todos los
niños que pegan lo hacen como imitación, por haber sido agredidos en casa,
escuela o por lo que vieron en televisión. De la misma forma en que los niños
son inmaduros al caminar o hablar, son inmaduros en su manejo emocional.
Afortunadamente, al igual que los impulsos agresivos, está en nuestra
naturaleza la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, eligiendo lo que
nos parezca mejor.
¡Pero a mi
niña le falta mucho! Piaget afirmó que el niño no adquiere una conciencia moral
—uso de razón— hasta que tiene aproximadamente 6 años. Y aún entonces, le falta
un largo camino para que formule y mantenga sus propios principios. La buena
noticia es que, desde los dos o tres años, el niño comienza a entender qué
gusta y disgusta a sus papás; este es el medio para empezar a formarle.
Mi esposo y
yo hemos pasado literalmente horas hablando del tema. Por una parte no queremos
que nuestra niña sea víctima de bullying o acoso; tampoco queremos que sea una
niña agresiva o violenta. Con base en nuestra experiencia con mi hija y sus
amiguitos, queremos compartirte algunos principios para reaccionar cuando otro
niño agrede a tu hijo:
1. Tómalo con calma
Cuando
ocurra una agresión, si es posible, espera un instante antes de intervenir.
Observa y date cuenta cómo te sientes ante lo que está ocurriendo, controla tus
emociones antes de pedir a tu hijo u otro niño que controle la suyas. Como
mamá, es lógico que te hierva la sangre si alguien lastima a tu hijo, sin
embargo, debes considerar con detenimiento los riesgos de actuar
impulsivamente.
2. Entiende la situación
Trata de
conocer el origen de la pelea. En más de una ocasión, descubrí que la pelea
comenzó cuando mi hija le quitó un juguete a otro niño. También pueden haberse
golpeado por accidente, o bien pudo tratarse de un niño abrumado por sus
emociones que, sin razón aparente, las desfoga golpeando a quien tiene más
cerca.
3. Protege, pero sin violencia
Si es
necesario, ¡defiende a tu hijo! No estoy de acuerdo con estas teorías que
recomiendan "dejar que se defienda solo". Sí, a lo largo de su vida
en muchos momentos tendrá que hacerlo mas, si para entonces ya le has ayudado a
adquirir las herramientas adecuadas, su respuesta será mucho más asertiva.
Asegúrate
de no ser una mamá violenta, ¡eso es peligrosísimo! En mi ciudad ocurrió un
caso muy triste. Dos compañeritos se pelearon en la escuela y, al salir, cada
uno acusó al otro con su madre. Las mamás comenzaron a agredirse a gritos y
empujones fuera de la escuela, pero esto no acabó ahí. Una de ellas, momentos
después, ¡mandó golpear el coche de la otra! Por supuesto, su hijo vio cómo la
violencia fue "la solución".
4. No caigas en provocaciones
Si te
encuentras con un padre agresivo, haz acopio de prudencia y humildad, y
retírate. Más vale enseñar a tu hijo prudencia, aunque temporalmente se
confunda con cobardía, que una supuesta valentía que en realidad signifique
soberbia e inmadurez emocional.
5. Háblalo con tu esposo
Y algo muy,
pero muy importante: ¡pónganse de acuerdo! Que lo que diga mamá, papá lo
refuerce, y viceversa. Averigua también cómo se tratan las eventuales
agresiones en la escuela, en las casas de los amigos, y procura que tus hijos
perciban coherencia entre los distintos mensajes.
Defenderse
no está mal. Enseña a tus hijos que cuando las palabras, el acudir a un adulto
o alejarse no son suficientes, pueden defenderse y contarán con tu apoyo. Como
dijo Mahatma Gandhi, "No hay camino para la paz, la paz es el
camino".
Fuente:
FAMILIA
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