miércoles, 12 de agosto de 2015

Para vencer el temor



Leer | Salmo 63.1-11 | Cada uno de nosotros experimentará momentos de temor. Negar el temor o tratar de ocultarse de él, no hará ningún bien. Cuando sienta que el temor comienza a apoderarse de usted, hágase las siguientes preguntas: ¿De dónde viene? (Usted sabe que no viene de Dios). ¿Me ha fallado Dios alguna vez? ¿Promete Él suplir todas mis necesidades? ¿Cumple Dios sus promesas?


Si leemos la Biblia, encontraremos innumerables historias de la fidelidad de Dios. Por ejemplo, el apóstol Pablo sufrió penurias, persecuciones, dolor, y toda clase de circunstancias terribles; sin embargo, pudo hacer la audaz declaración de que Dios lo entreteje todo para el bien de quienes lo obedecen (Ro 8.28). Esto es prueba fehaciente de que, para quienes confían en Él, Dios convierte cada dificultad, cada pérdida y cada separación en algo bueno.

En cualquier cosa que leemos en la Biblia —ya sea en una historia sobre Abraham, David, Job, Isaías, Jonás, Juan, Pablo u otros— vemos el amor constante de Dios y el cuidado que tiene de su pueblo. Su Palabra es una lámpara que nos da guía clara cuando las circunstancias son sombrías. Ofrece la mejor dirección que encontraremos. Cuando meditamos en ella, oramos con sus palabras, nos adherimos a ella, y la incorporamos a nuestra vida, su luz ahuyenta las tinieblas. Los salmos, en particular, son útiles para lidiar con el temor.


Dios, el soberano del universo, tiene el control de nuestra vida. No cometa el error de pensar que no lo tiene, simplemente porque Él no actúa de acuerdo con nuestra voluntad y nuestros planes. Si usted lee su Biblia y medita en ella, encontrará fortaleza verdadera en sus promesas.


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