LEA: Apocalipsis 21:1-7 | Para Marlene y para mí, «sentimientos encontrados»
describe exactamente nuestro casamiento. No me malinterpretes. Fue un
acontecimiento maravilloso que continuamos celebrando después de más de 35
años. Sin embargo, la fiesta de bodas se vio empañada porque la madre de
Marlene había muerto de cáncer unas semanas antes. Su tía ocupó de manera
extraordinaria la función de «madre de la novia», pero en medio de nuestra
felicidad, había algo que evidentemente no estaba bien. Faltaba Mamá, y eso
afectaba todo.
Esta experiencia tipifica la vida en un mundo perdido. Nuestras
experiencias aquí son una mezcla de cosas buenas y malas, de alegrías y
tristezas; una realidad que Salomón expresó con estas palabras: «Aun en la risa
tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja» (Proverbios 14:13).
El corazón alegre suele entristecerse, porque esto es lo que a veces demanda la
vida.
No obstante, gracias a Dios que esta vida no es lo único que existe. Y
en la que está por venir, quienes conocen a Cristo tienen una promesa:
«Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron»
(Apocalipsis 21:4). En aquel gran día, ¡no habrá sentimientos encontrados, sino
solo corazones satisfechos con la presencia de Dios!
Para el creyente, la tristeza terrenal se transformará un día en gozosos
cánticos celestiales.
(Nuestro Pan Diario)
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