Somos tan
diferentes; no nos entendemos!
Muchos
matrimonios se quejan de haberse casado con la persona equivocada. Se sienten
tan diferentes que piensan que son incompatibles. Sin embargo cuando se
conocieron se sintieron fuertemente atraídos y por esa razón tuvieron un
noviazgo, y decidieron unir sus vidas en matrimonio.
Entonces
porque después de unos años y en algunos casos meses, sienten que son demasiado
diferentes, que piensan diferente en casi todo y que no pueden ponerse de
acuerdo en casi nada.
La verdad
es que lo normal es que sean muy diferentes, esencialmente en su temperamento.
Eso fue justamente lo que los atrajo; porque en el área de los temperamentos,
ocurre lo mismo que la ley de la Física, que dice que polos opuestos se atraen
y polos iguales se repelen.
Normalmente
los matrimonios se componen de un temperamento colérico y el otro con
temperamento flemático, o uno con temperamento sanguíneo y el otro con
temperamento melancólico. Es muy raro ver matrimonios con temperamentos iguales
o parecidos. No se atraen!
Los
temperamentos en el matrimonio son normalmente muy diferentes, por lo tanto
piensan muy diferente; pero eso no los hace incompatibles, los hace complementarios.
El diseño
de Dios como creador del matrimonio es justamente que fueran complementarios, o
sea que las fortalezas de uno, ayude a las debilidades del otro y viceversa.
Por
ejemplo, un temperamento colérico es muy activo y muy capaz, pero necesita un
complemento flemático que le ayude a tranquilizarse; o un temperamento
sanguíneo alegre y desordenado, necesita un complemento melancólico que le
ayude a ordenarse y controlar su efusividad. Se complementan!
Es muy
importante que ambos cónyuges entiendan que es normal que sean diferentes.
Tienen que aprender a ver la conveniencia de ser diferentes y la necesidad de
tomarse en cuenta mutuamente. Eso los convierte en un equipo. Si ese equipo
acciona aprovechando el hecho de ser complementarios, probablemente van a
lograr tener mucho éxito en el desarrollo de su matrimonio y su familia.
Todo
temperamento tiene defectos y debilidades y la única forma de controlar esas
debilidades es con crecimiento espiritual. Una vida más espiritual, nos da la
capacidad de ser más tolerantes, más suaves en las relaciones, nos da la
capacidad de soportar las debilidades y aprovechar las fortalezas.
Gal 5:22
Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe
y dominio propio.
Tu
matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!
Por Luis y
Hania Fernandez.
matrimonios@happy4ever.org
www.libresparaamar.org
Fuentes:
Renuevo de Plenitud
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