Saben hay
muchas personas que dan consejos, que andan por ahí diciendo que debe y que no
debe hacer, trazándole el plan de la vida a otro, dirigiendo la vida de otros.
No todo
estamos llamados a aconsejar, no todo tenemos un espíritu humilde que no hace
ver la cosa desde otro ángulo; la otra cara de la moneda nadie desea verla;
muchos tomamos parte en el asunto, nos parcializamos inmediatamente, depende
como de cercano estamos a la persona aconsejada.
Recientemente
en el hogar recibimos una llamada con una propuesta errónea, que se veía
claramente que nos invitaba al mal; envuelve dinero y un futuro a largo plazo,
es tentador; pero como le digo el pecado viene disfrazado.
Mis
principios en los caminos del Señor son de suma importancia y no me trazo ni lo
vendo ni lo cambio por nada.
Inmediatamente
le dije que no, que no iba a hacer eso; pero eso no queda ahí, hablaba con un
amigo en el trabajo y le explicaba lo que me paso, y la reacción del amigo fue
el mirar los beneficios que yo podría obtener en esa transacción, nunca vio la
parte que había algo malo en el asunto, un error, un pecado.
Salmos
1
1 «El
piadoso será prosperado, el impío perecerá» Bienaventurado el varón que no
anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores
se ha sentado;
2 antes en la ley de Jehová está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche.
3 Y será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo
que hace, prosperará.
Félix Abreu
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