lunes, 29 de octubre de 2012

El Libro de la Vida.



Vi un gran trono blanco… y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. – Apocalipsis 20:11-12.

 Los nombres de casi todos los hombres figuran en un registro de estado civil. Algunos además han sido grabados en piedra o en mármol. Pero “la apariencia de este mundo se pasa” (1 Corintios 7:31), pronto no quedará nada.

Pero existe un libro en el cielo, fuera del alcance de los hombres, escrito por la mano de Dios, en el cual están inscritos los nombres de todos los que, en la tierra, reconocieron su culpabilidad ante Dios y creyeron en el sacrificio expiatorio de Cristo.

Se acerca el día en que ese libro será abierto. “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”, porque al cielo no entrará “ninguna cosa inmunda… sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27).

Para Dios sólo existen dos categorías de personas: Las que tienen su nombre inscrito en el Libro de la vida y las que no tienen su nombre inscrito en dicho libro. ¡Qué solemne momento para los que hayan despreciado la salvación que Dios les ofreció en la tierra!

El Señor Jesús dijo a sus discípulos: “Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20). ¿Está usted seguro de que su nombre se halla realmente inscrito y que podrá entrar en la patria celestial? Para ello hay un único medio: Arrepentirse de sus pecados y aceptar la maravillosa salvación que Dios nos ofrece en Jesucristo.

Fuentes: Amén, Amén

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