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Mateo 14.22-34 | Nadie está libre de pruebas. Para ser realistas, usted está
ahora o en una tormenta, o saliendo de una, o a punto de entrar en otra. Sin
embargo, adoramos a un Dios misericordioso que nos bendice, especialmente en
los períodos oscuros de la vida.
El pasaje
de hoy habla de una noche tempestuosa en el mar de Galilea. En el presente,
Cristo nos ofrece lo mismo que a sus discípulos en esa perturbadora situación.
• Primero, el Padre celestial da a los cristianos su
presencia, y la promesa de que nunca los abandonará (He 13.5, 6). Este es,
quizás, el mejor regalo, porque gracias a este conocimiento Él nos infunde
consuelo, valor y confianza.
• Segundo, el Señor bendice a sus hijos con una vía de
escape en medio de las dificultades. Él tiene todo el control de nuestras
tormentas, y usará la prueba para llevar a cabo su propósito. Es posible que no
lo entendamos, pero podemos confiar en que su mano nos guiará, y seremos
bendecidos. A veces, la razón y el provecho de una dificultad se hacen
evidentes, mientras que en otros casos no.
• Tercero, el Padre celestial da a los creyentes el
potencial para crecer. Las dificultades son ocasiones para aprender a confiar
en Dios y para conocerlo más a fondo tanto a Él como su poder y su amor.
Nadie se
deleita con las pruebas. Pero recuerde expresar gratitud por la mano de Dios en
su vida, y por la manera en que usará la adversidad para ayudarlo a ser todo lo
que Dios tiene previsto para usted. Las pruebas son oportunidades para confiar
en el Creador y conocerlo mejor.
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