Este es uno
de esos temas de los que no me gustaría escribir, pero siento en este día en
especial escribir sobre ello, porque aunque en ocasiones lo queramos negar, a
veces las Iglesias se han convertido en un lugar de esclavos.
Todos
aquellos que vivíamos sin Dios pecábamos deliberadamente y Jesús dijo sobre
esto: “Jesús les respondió: De cierto,
de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” Juan
8:34 (Reina Valera 1960).
Pero
también Jesús había dicho: “Jesús les
dijo a los que creyeron en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se
mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará
libres” Juan 8:31-32 (Nueva Traducción Viviente).
Leyendo
esto podemos entender claramente que antes vivíamos en oscuridad, esa oscuridad
que nos llevaba a ser esclavos, esclavos del pecado, pero al conocer a Jesús y
sus enseñanzas, pero sobre todo al mantenernos fieles a lo que nos enseña,
nosotros conoceríamos la verdad y esa verdad nos iba a liberar de la esclavitud.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:6 (Reina Valera 1960).
Ahora bien,
por muchas generaciones y la actual no es la excepción la Iglesia ha estado
llena de esclavos y no hablo solo en sentido espiritual o pecaminoso, sino mas
bien esclavos de personas que a veces sin el temor de Dios son capaces de
inventarse las normas más estrictas para que la gente de la Iglesia los
“obedezca” y se “sujeten” a su autoridad.
Para mi es
triste leer cartas de personas que me escriben y me cuentan cómo están siendo
víctimas de normas humanas que mas allá de estar respaldadas por la Palabra de
Dios, son creadas con el son de atemorizar y esclavizar a la gente en sus
Iglesias con el único propósito que la gente los obedezca al pie de la letra.
Y me atrevo
a hablar de esto porque yo mismo en algún momento de mi vida me sentí ESCLAVO
de normas humanas que por temor al qué dirán o por temor a desobedecer a mis
autoridades trataba de cumplir a pesar de no sentirme bien al hacerlo.
Esta
corriente esclavizadora trata de manipular a las personas de sus Iglesias con
frases comunes y trilladas como: “Si no sirves, no sirves”, ¿Cómo es posible
eso?, ¿Acaso no somos hijos de Dios?, ¿Por qué si un hijo de Dios no sirve, entonces
no sirve?, frases como: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”,
¿Entonces?, ¿Quiere decir que si no sirve mejor se muera? ¡Por favor! ¿Hasta dónde
ha llegado nuestra falta de conocimiento y nuestra ignorancia espiritual?
Frases
engañosas como: “Si no sirves, Dios no
te bendecirá” o las peores frases que se atreven a decir cosas como: “Si no sirves, no serás salvo”.
La Biblia
dice: “Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9 (Reina Valera 1960).
¿Está claro?, la salvación no es por OBRAS,
sino por GRACIA y gracia es un REGALO QUE NO MERECIAMOS.
Es obvio
que no estoy a favor de la esclavitud en la Iglesia, porque no estoy de acuerdo
en manipular personas con frases inventadas solo para que de esa manera ellos
sirvan a Dios, no, no creo que eso sea lo correcto, no creo que mentir de esa
forma sea agradable delante de Dios.
Pienso que
la Iglesia debería ser una comunidad de personas que se sientan LIBRES, libres
en el sentido espiritual, que no les pongamos cargas que ni nosotros mismos
podemos soportar, personas que sean libres de NORMAS ESCLAVIZADORAS que no
tienen ningún provecho real o espiritual.
¿De qué
sirve obligar a las personas a cumplir un sinfín de normas para que puedan
servir?, el obligar no es amigo del AGRADECIMIENTO.
Obligación
y agradecimiento son dos palabras totalmente diferentes y no tienen nada que
ver ni una ni otra.
Considero
que el servicio solo puede realizarse por AGRADECIMIENTO y no por otra cosa. Yo
no sirvo porque si lo hago Dios me bendecirá más, porque eso sería buscar mi
bien propio y no el de Dios, eso sería ser interesado más allá de agradecido.
No sirvo
porque si no lo hago perderé mi salvación, porque mi salvación no depende de
obras, porque todas mis obras delante de Dios son como trapo de inmundicia
(Isaías 64:6), sirvo solo porque estoy agradecido de lo que Dios ya hizo en mi
vida al regalarme por gracia esa salvación tan grande.
Hoy en día
hay tanta gente en nuestras Iglesias que no se sienten libres, que sirven sin
tener el deseo de hacerlo, muchos lo hacen por obligación, por tapar la boca de
muchos o por agradar al ojo humano. Muchos líderes fingen lo que no sienten o
no son, solo por mantener ese puesto que se les otorgo y los hace sentir un
escalón arriba de los demás.
Hay tanta
gente esclava en las Iglesias, que se dejan pisotear y manipular y no sé si lo
hacen por miedo o ignorancia de la Palabra de Dios. Muchos tienen miedo de
decirle a su líder que se está cometiendo un error, quizá porque el respeto a
la autoridad los hace quedarse callados, pero a veces es bueno de una forma
ordenada y respetuosa expresar un punto de vista referente a algún error que se
esté cometiendo.
Los lideres
o pastores no son gente perfecta, son personas comunes y corrientes como
nosotros, ellos al igual que nosotros podemos equivocarnos miles de veces. A
veces se necesita de consejeros que nos abran los ojos para poder ver lo que no
alcanzábamos a ver, pero si en lugar de aconsejar o dar una valiosa opinión nos
quedamos callados, entonces lo que hacemos es ser participes de la esclavitud que
se está llevando a cabo.
Y es que a
veces hay “autoridades espirituales” que tratan a los miembros de sus iglesias
y a sus servidores como que fueran EMPLEADOS o CRIADOS, sin darse cuenta que si
alguien sirve es porque se siente agradecido con Dios y todo lo que hace lo
hace para Él.
La Biblia
dice: “Trabajen de buena gana en todo lo
que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el
Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo”
Colosenses 3:23-24 (Nueva Traducción Viviente).
La Biblia
es clara en decir que a quien servimos es a CRISTO y todo lo que hacemos es por
Él y para Él y cuando el objetivo no es ese, entonces la intención del servicio
se pierde.
Mi
intención con esto que escribo no es causar una revolución en las Iglesias, al
contrario mi objetivo son dos en especial:
1.
Concientizar a los pastores y líderes a no manipular, inventar normas u obligar
a la gente para que sirvan al Señor.
2. Concientizar
al creyente servidor que su servicio tiene que ser por iniciativa propia y por
agradecimiento a Dios más allá de cualquier otra razón.
Personalmente
estoy cansado de tanto invento y manipulación que en las Iglesias se da, y aun
estoy más cansado de ver a creyentes en Cristo no sentirse bien sirviendo,
porque quizá no lo hacen por iniciativa propia o por agradecimiento, sino que
el servicio ahora se ha convertido en obligación solo por evitar el qué dirán o
por el temor a perder la bendición de Dios.
Hoy quiero
invitarlos a que reflexionen muy bien sobre lo que están haciendo, a que
vuelvan al camino del verdadero propósito por el que le servimos a Dios, ese
propósito no tiene que ser otro que por AGRADECIMIENTO.
El
agradecimiento que hay en nuestro corazón es lo único que nos tiene que
impulsar a servirle a Dios de la mejor manera que podamos, dando todo de
nosotros, dando lo mejor que podamos, no porque nos sintamos obligados por una
norma humana o “bíblica” inventada (porque para excusas hay de todo en la
Biblia), sino porque quiero hacerlo, porque nace en mi corazón el hacer algo
para Dios.
Que Dios se
sienta contento al ver en nuestro corazón que somos libres y que esa libertad
en Él nos lleva a querer servirle, porque nuestro corazón late de pasión por
Él.
Personalmente
pienso que la mejor forma de incentivar a una persona para que sirva a Dios es
mostrándole el amor que Dios ha tenido por él o ella, es mostrándoles lo que
Dios un día estuvo dispuesto a hacer por amor a ellos y ese mensaje tendría que
motivar a una persona que verdaderamente ama a Dios a no quedarse sentado, a
tratar de hacer algo para Dios y que mejor forma que a través del servicio, no
por imposición u obligación, sino como consecuencia al amor que Dios un día
tuvo por nosotros.
No hagamos
esclavos en nuestras Iglesias, no caigamos en la mentira, no permitamos que el
enemigo se entrometa en nuestros Ministerios, cedámosle el lugar a Dios, no nos
creamos Dios, porque Dios solo hay uno y nosotros somos servidores de Él, la
gente no tiene porque servirnos, nosotros debemos servir a la gente.
Jesús dijo:
“Entonces Jesús los llamó a todos y les
dijo: —Ustedes saben que los que se sienten jefes y grandes señores se portan
como los amos del mundo e imponen su autoridad sobre todos. Pero entre ustedes
no debe ser así. Al contrario, si alguien quiere ser importante, tendrá que
servir a los demás. Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de
todos. Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me
sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es
esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida.” Marcos 10:42-45
(Traducción en lenguaje actual)
Es momento de dejar a un lado la esclavitud en
la Iglesia, es hora de dejar de servir al ojo humano, es tiempo de servir con
libertad, con esa libertad que Cristo nos otorgo, esa libertad que permite que
el corazón agradecido pueda dar lo mejor de sí y es allí, solo allí, cuando
nuestro servicio a Dios será perfecto y subirá delante de Él como un olor
grato, porque será el fruto de un vida agradecida y un corazón libre.
¡Que el único motivo por el que le sirvas a Dios, sea por lo agradecido
que estas!
Autor: Enrique Monterroza
Fuente: Devocional Diario
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