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Números 14.17-24 | En ocasiones, nos interesamos tanto en algo o en alguien, que se nos vuelve difícil escuchar al Señor. En
esos momentos, una de las maneras más efectivas, pero más dolorosas que Dios
utiliza, es atraer nuestra atención por medio de las decepciones.
Fue así
como Dios le habló dramáticamente a la nación de Israel. En Números 14 el Señor
dirigió a su pueblo a la Tierra Prometida; sin embargo, por tener ellos temor
de los habitantes del lugar, se negaron a entrar. ¿Resultado? El Señor dijo a
los israelitas que no verían esa tierra por los próximos 40 años, es decir,
hasta que la generación que dudó hubiera muerto (cf. v. 23).
La
postergación fue tan desalentadora que decidieron cambiar de idea, pero
desgraciadamente era demasiado tarde; Dios ya le había puesto fin al asunto. Al
pueblo lo abatió la tristeza por lo que habían perdido. ¿Cree usted que, en ese
momento cuando más decepcionados estaban, Dios captó su atención? ¡Por supuesto
que sí! ¿No cree usted que la siguiente vez que Dios le dio una orden a Israel,
el pueblo puso más atención?
Lamentablemente,
el fracaso es muy común en situaciones como esas. En vez de acudir a Dios
cuando llegan los problemas, nos apresuramos a culpar a las circunstancias, a
otras personas, al destino y al diablo.
Tenemos
dudas en que nuestro misericordioso Padre celestial pudiera estar detrás de
nuestras decepciones. Pero Dios está totalmente dispuesto a usar los reveses
para alinear nuestros pensamientos con los suyos. Piense en los problemas que
atraviesa en estos momentos. ¿Pudiera el Señor estar tratando de decirle algo
por medio de ellos?
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